Cecilia Castaño · Catedrática de Economía Aplicada

"Las mujeres somos prisioneras de los sueños de los hombres"

  • Presenta 'Las Mujeres en la Gran Recesión', una exhaustiva labor de investigación de varios autores en la que se muestran datos desoladores de la crisis.

–Después de ocho años de crisis analiza las consecuencias ¿Cuáles han sido las peores?  

–Lo peor es que la crisis y la austeridad han sido la excusa para decir que no nos podemos permitir las políticas de igualdad de género. Es como decir que para que la economía funcione las mujeres tenemos que experimentar desigualdad, o que tenemos que tener menos derechos económicos que los hombres. Esto es muy grave. 

–¿Qué repercusiones ha supuesto la reforma laboral?

–Hubo un Real Decreto, el del 10 de febrero de 2012, que no debía estar muy bien hecho porque sufrió 60 modificaciones. Lo más grave es que los derechos de los trabajadores, y particularmente de las trabajadoras,  dejan de estar sustentados en un derecho individual y pasan a estarlo a los derechos de la empresa. Ha afectado mucho a los planes de igualdad, que ahora sólo se aplican si están ligados al convenio. También las mujeres han visto limitados algunos derechos, como la posibilidad de pedir reducción de jornada por tener hijos pequeños. Otro problema muy grave es que hace compatible el trabajo a jornada parcial, con el contrato temporal y con hacer horas extra, que es una contradicción.

–¿Qué opinión le merecen los trabajos de jornada parcial?

–Cuando una mujer está muchos años trabajando a jornada parcial –la mayoría  por no tener otra salida–, se las condena a una pobreza estructural a largo plazo.  Cada vez que se deja de conceder una beca de comedor hay una mujer que tiene que hacer la comida, cada vez que se cierra una guardería, hay una mujer que tiene que reducir su jornada laboral, no un hombre. Si se combina la reforma laboral con las reducciones de los servicios públicos, muchas mujeres se condenan al trabajo parcial. 

–¿Para quién se han complicado más las cosas?

–Las mujeres siguen siendo las que más sufren la pobreza, las mujeres con hijos más. Las pensiones han bajado menos que los salarios, una mujer que tenía una pensión de 600 euros nos parecía una pensión bajísima, y ahora trabajas cuatro horas y te pagan 400 euros con familia a tu cargo. 

–¿Dónde nos centramos a corto plazo y a largo plazo para salir más reforzados?

–No se puede salir de la crisis creando sólo empleos precarios. Un turismo de calidad no se puede basar en este tipo de empleos. Hace falta cambiar el modelo productivo hacia uno mucho más intensivo en conocimiento e innovación. Las mujeres en España son una reserva de mano de obra más cualificada, mucho más que los hombres. Se está desaprovechando mucho talento. 

–¿Por qué si la mujer está mejor formada no obtiene los mejores puestos? 

–Esto es muy común: un chico que no tiene la carrera de informática, pero es muy manitas con los ordenadores y se le contrata como informático; y en cambio una mujer licenciada en Economía trabaja de secretaria.  La culpa es de los estereotipos de género: muchos empresarios prefieren contratar a hombres, aunque tengan menos formación, porque ellas van a tener hijos. Piensan que las mujeres no están tan comprometidas, que con un hombre pueden tener una relación de tú a tú y a una mujer no saben cómo tratarla. Las visiones conservadoras siguen ancladas en la idea de que la mujer es fundamentalmente madre y cuidadora  y ven en el trabajo una actividad extra para entretenerse, para completar el salario... 

–Pero al mismo tiempo hay mujeres frustradas que ven que no llegan a ser ni la trabajadora perfecta, ni la madre perfecta...

–Efectivamente. Las mujeres somos, en gran medida, prisioneras de los sueños de los hombres. Los que mandan son hombres y nos imponen su visión. ¿Por qué es más importante gastar en una rotonda más que en guarderías o asistencia a mayores que sabemos que si no se hacen los van a tener que hacer las mujeres? Los que mandan tienen esa visión y nosotras al final, agotadas, nos lo creemos.

–¿Qué les diría a las mujeres en desigualdad?

–Que traten cuanto antes de volver al trabajo, que procuren mantener sus habilidades y conocimientos al día y que en cuanto puedan, vuelvan a trabajar. Pero sobre todo, ahora que estamos en periodo electoral, que miren mucho las propuestas de los partidos. Tenemos que exigirles que se ocupen de nosotras, pero no con paternalismo, sino con servicios. Las mujeres no necesitamos pagar menos impuestos, necesitamos pagar más impuestos para que nos den servicios. 

–¿Cree que los partidos emergentes están teniendo en cuenta lo suficiente este tema?

–No con la magnitud que requiere. En general llevan poca mujeres y las que llevan son jóvenes, que aún no se han dado cuenta de lo complejo que es resolver la conciliación y la corresponsabilidad del cuidado de los niños con servicios a todos los niveles: ayuntamiento, la comunidad autónoma y el Gobierno.  

–¿En qué países nos tenemos que fijar?

–En Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca, Holanda... donde hay muchísimos más servicios públicos. La diferencia principal es que cuando allí una madre se rompe una cadera, hay servicios públicos que la cuidan, y aquí la hija suele tener que ocuparse de ella. 

–¿Cómo se enfoca este tema en Europa?

–Uno de los objetivos europeos 2020 es que la tasa femenina de empleo llegue al 75% para equiparse a la de los hombres. Antes de la crisis tal y como se veía que crecía el empleo femenino, se calculaba que se conseguiría en 2021, con la crisis ha caído muchísimo, por lo que ahora se estima que será en 2038. 

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