Entrevistas

"Mi padre dobló en el cine a Clint Eastwood"

-¿Dónde vive el flamenco?

-En mi barrio. Yo soy del Polígono Sur, primero de las históricas Casitas Bajas, cuando vivíamos enfrente de la familia Amador, donde el abuelo Raimundo era todo un patriarca, y después en las mismísimas Tres Mil Viviendas. Como dice Távora, soy un hijo de la marginalidad salvado por la cultura.

-¿Cómo llega a los libros?

-Soy el pequeño, el único varón después de cinco hembras. Mi hermana Reme, la mayor, se casó con el fontanero más culto que conozco, que una noche se presentó en mi casa y me leyó Relato de un náufrago, de Gabriel García Márquez. Lo curioso es que el fontanero se llama Javier García Márquez.

-¿El flamenco es de familia?

-Mi padre, originario de Montellano, montaba a caballo de maravilla, y trabajó de doble, de especialista en películas como El bueno, el feo y el malo, La caída del Imperio Romano o Lawrence de Arabia. Clint Eastwood no quiso que lo doblara en una película y le tuvieron que entablillar un brazo. Pasó temporadas en Almería, aquello acabó y tuvo que trabajar en la construcción. Éramos muchos en casa y mi madre, del Cerro del Águila, trabajaba sirviendo en casas.

-Esta noche presenta el Potaje Gitano de Utrera...

-Cuando termine el partido de España. Esperanza Fernández, Estrella Morente, Pitingo y El Pipa.

-¿No hay crisis en los festivales?

-Sí que la hay. Muchos se han suspendido, otros están cogidos con alfileres. El de Utrera lo organiza desde hace 54 años la Hermandad de los Gitanos. No paga a los artistas, sólo cubre los gastos. Y pone el potaje con frijones, que es como se le llama a los chícharos en el idioma caló.

-¿Cuántos chícharos le hará España a Paraguay?

-Depende de que Villa esté inspirado y Del Bosque se acuerde de Jesús Navas, que es de Los Palacios, el pueblo de Manolo Curao, un maestro en la presentación de festivales.

-Le ha salido un libro de 630 páginas sobre El Pali...

-Es una vergüenza que el Ayuntamiento de Sevilla estuviera siete años de polémica para darle el título de hijo predilecto, que no se lo dio. Al que más y mejor cantó a la ciudad, que contó lo que soslayaron los escritores oficialistas. El primer solista en las sevillanas. Primer cantautor protesta del género, que denunció que se caía La Casa de la Moneda, que no sonaba el campanil de la ermita del Rocío o reivindicó la españolidad de Ceuta y Melilla.

-¿Lo vio cantar?

-Una vez, en la Velá de la Oliva. Salió con una guayabera llena de lamparones de papas aliñás. Le decían de todo: facha, gordo, golfo, empezó a cantar y los insultos los convirtió en elogios. Como cuando la afición del Sevilla en el mismo partido pasaba del Suker vete ya al Suker no se vende.

-¿Tuvo una vida de película?

-El guión lo tiene. El problema sería encontrar al actor. Robert de Niro engorda muy fácilmente, pero haría falta alguien que le doblara para transmitirle esa capacidad del Pali de decir siempre lo que pensaba, ese dominio de la gracia y del genio saborío.

-¿Se ha especializado en vidas de artistas flamencos?

-No me gusta la palabra especialista. Cuando estaba preparando un libro sobre el cantaor Bizco Amate, descubrí unas sevillanas en las que lo mencionaba El Pali. La semana próxima presento un libro titulado Yo nunca a mi ley falté, una guía básica laboral, fiscal y de Seguridad Social sobre los artistas flamencos.

-¿Cómo se llevan los flamencos con Hacienda?

-Es un mundo muy proceloso. Muchos artistas no saben cuáles son sus obligaciones y sus derechos. La Administración no tiene claro a qué epígrafe pertenecen para darles de alta. Muchos se mueren con una pensión no contributiva porque no han cotizado nunca, no les han asesorado bien. Buscan un asesor fiscal y lo que necesitan es un asesor laboral.

-¿Es muy alargada la sombra de Fernanda y Bernarda de Utrera?

-No se conoce caso de dos artistas tan unidas, aunque Fernanda fuera considerada reina de la soleá y Bernarda de la bulería.

-¿El Potaje Gitano es hijo del hambre y la necesidad?

-Muchos festivales tienen reminiscencias alimenticias: el Potaje de Utrera, el Gazpacho de Morón, la Caracolá de Lebrija. Surgieron en años difíciles.

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