Entrevistas

"No puedes quedarte en casa esperando la cesta de Navidad"

-¿Lo reconocen por la calle?

-El otro día, en un bar, un señor empezó a enumerar mis tenorios, mis quijotes, se lo sabía todo. Me dijo que era por una apuesta. En este oficio, ser corredor de fondo te permite disfrutar mucho más. Ya no disfrutas de la fama, primero porque no se sabe lo que es. Decía Aristóteles que es imposible gustarle a todo el mundo. La pena es que te vas y te mueres.

-¿Ha muerto muchas veces?

-La primera fue en una película de Saura, Stress es tres, que rodamos en Almería. Me lanzaban unas flechas y nunca me moría. El operador era Luis Cuadrado, el que me llevó a la Escuela de Cine.

-¿Le molesta al actor de teatro hablar de su paso por el cine?

-El cine está lleno de anécdotas, es la aventura, el impacto, la popularidad. El teatro es mi mundo interior, mi terapia. Aprendí de mi maestro Azcona que el género que hay que hacer es la tragicomedia, que es la vida misma. Y El Avaro no digamos. Dicen que Molière lo copió de Plauto. Todos copiamos.

-¿Se ha hecho al personaje?

-Lo llevo haciendo dos años, doscientas y pico representaciones y otros dos años de preparación. Eso es lo malo, que empezamos en tiempos de bonanza y nos ha cogido la manifestación. Pero como no hay bien que por mal no venga, vamos a taquilla con la obra. Los 26 que formamos la compañía nos hemos bajado el sueldo, ellos un 30%, yo un cincuenta.

-¿Va a sentar precedente?

-Se pueden hacer cosas cuando no te instalas en la soberbia y la sinrazón. Creíamos que un estado óptimo de la vida era la vida, y eso es mentira. Le digo a políticos, sindicalistas, patronal y clase trabajadora que no estamos perdiendo derechos, ganamos opciones de presente y de futuro. No podemos quedarnos en casa esperando que nos manden la cesta de Navidad.

-¿Actor por naturaleza?

-Yo era un proyecto de atleta y de ingeniero agrónomo, un yo al que cambiaron las circunstancias de las que habla Ortega y Gasset.

-¿Por qué lleva El avaro a los colegios?

-He sido un padre regular y soy un abuelo excelente. No soy pater familias, soy jefe de la tribu. Mis nietos me decían que si era tan divertido para la gente, por qué no les divertía a ellos. Los jóvenes son mi mejor público, me dan fuerza.

-¿Qué futuro les espera?

-A la democracia le faltan años de solidez. Les hemos dejado todo el espacio a los políticos y están asustados. No estaban preparados y se pusieron en manos de los funcionarios. Tengo ilusión en este nuevo Gobierno, por lo menos hay una cierta preparación.

-¿Molière también diría "Jajoy", como Sarkozy?

-Rajoy hizo un cameo en una serie de la que yo era protagonista, Jacinto Durante, representante. Conozco a Rajoy y a Arenas. El tiempo en la oposición les ha dado un crédito. Hice boxeo de joven y han aprendido de las dos bofetadas seguidas que les han dado que con el pueblo a la larga no se juega. Ahora el PSOE ha recibido la primera bofetada y me da la impresión de que recibirá la segunda.

-Su paisano José Chamizo, Defensor del Pueblo, recibió la medalla de Andalucía el mismo día que Antonio Banderas...

-Se lo merece más Chamizo.

-Representó El avaro en Nápoles y en Almagro... Suena a película de Almodóvar con Sofía Loren...

-No he trabajado con Pedro Almodóvar, pero sí con Sofía Loren. Hicimos Bianco, Rosso, Nero con Alberto Lattuada. Me aconsejó que no me fuera solo y desamparado a Hollywood. Tenía ofertas. Me llamaban el Mastroianni español.

-¿Siguió su consejo?

-Hice con Charlton Heston La selva blanca. La rodamos en Oslo. Fue cuando me cogí la depresión. Hollywood es una fábrica de enfermos. Tengo una hija psicóloga que me agradeció que no fuera.

-¿Triunfó en el extranjero?

-Hice Ettore el fusto con Vittorio de Sica y Rosanna Schiaffino. Era una parodia de las guerras de Troya. Una etapa de mi vida que a algunos les parece divertida y a mí me parece terrible.

-Molière es el nombre de un chiringuito de Torremolinos junto al que pasa gente haciendo footing.

-Yo era corredor de 200 y 400. En Madrid me incorporé a un equipo, el Canguro, del que después saldría Rubalcaba. Estaba empezando a prepararme para hacer decatlón cuando se produjo la prematura muerte de mi madre. La no aceptación de esa muerte y la falta de duelo me marcó. Decía Azcona que con mi vida Dostoievski no escribe ni media página.

-¿Qué tal le trataron los Goya?

-Me nominaron cuatro veces y gané uno. Se dan en función del número de amigos y conocidos. Los Goya forman parte de un glamour que aquí no existe. Prefiero premios del público. Las relaciones en el oficio son equívocas. Hay demasiado amor y odio, demasiada competencia. Hay grandes actores a los que no se los dan nunca porque no son carreras domésticas. Otra cosa distinta es que te vayas a morir. España es necrófaga.

-Usted derrotó a la muerte...

-Un cáncer pulmonar y un ictus. Me siento renacido.

-Un renacentista del Barroco...

-El Renacimiento te enseña a hacer muchas disciplinas para ser aprendiz de todas y maestro de ninguna. Es lo que me enseñaron en el atletismo, que es mi ADN.

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