El diputado de IU Gaspar Llamazares se ha despedido del Congreso después de quince años, con la esperanza de que aun en estos "malos tiempos" que corren para el parlamentarismo, el hemiciclo sea el "centro de la democracia", lo que se conseguirá si se logra que "no haya cirujanos de hierro ni restauración". Llamazares, que cambia el Congreso por la Cámara de Asturias, ha bromeado al despedirse de sus compañeros en su última intervención en el pleno y ha dicho que no quería hacerlo como Antoñete, que siempre aseguraba que dejaba los ruedos y siempre volvía, pero "tampoco a la francesa".

Tras defender la posición de IU en contra de la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, Llamazares ha agradecido a todos los diputados, funcionarios y todo el personal de la Cámara su "apoyo y amabilidad" durante todos estos años. También ha dado las gracias a todos los diputados por enseñarle a pensar de una manera más global, "a deliberar, a conceder y a ceder, y eso es muy importante para la democracia".

Ha insistido en que no corren buenos tiempos para la actividad parlamentaria, pero está en manos de todos -ha afirmado- afrontar los cambios necesarios "para que el Parlamento esté en el centro de la vida política del país". "Sólo espero que el futuro sea mejor. Lo veo con escepticismo, pero con esperanza", unas palabras finales que han arrancado el aplauso desde todas las bancadas. Justo después, el presidente del Congreso, Jesús Posada, ha dicho desde su tribuna que lamenta "profundamente" la pérdida de su condición de diputado y en nombre de todos le ha deseado "lo mejor en su nueva andadura".