Crónica Personal

Llegó el momento de la especulación

Sánchez tiene mayoría suficiente para acabar la legislatura si mantiene los apoyos con los que ha aprobado los presupuestos. Sólo la estrategia política podría cambiar el calendario.

Llegó el momento de la especulación

Llegó el momento de la especulación / Juan Carlos Hidalgo (Efe)

EL Gobierno central ha sacado adelante los Presupuestos Generales del Estado a falta de su paso por el Senado, el Gobierno andaluz ha visto cómo eran rechazados por la falta de apoyo de Vox, y en Castilla y León las cosas se le ponen difíciles a Mañueco, con indicios de que en Ciudadanos se puede producir alguna disidencia. Disidencia provocada porque hay miembros de Cs que no acaban de conformarse con el acuerdo de Gobierno con el PP -con la excepción del vicepresidente Igea, que contiene a los suyos- y porque las imputaciones a miembros del PP en Salamanca por presuntas irregularidades financieras da alas a los que hace tiempo que buscan cómo romper la coalición con Fernández Mañueco. Estos tres acontecimientos últimos son carne de cañón para que se activen, o reactiven, las especulaciones sobre las fechas electorales. Aparentemente Sánchez tiene el apoyo parlamentario para aguantar hasta el final de la legislatura, como desea y pretende, mientras que a Juanma Moreno y a Fernández Mañueco se les complican las cosas.

Hoy por hoy no hay nadie en el Gobierno de Sánchez que reconozca dificultades para no llegar al final del mandato, que finaliza en otoño de 2023. Pedro Sánchez cuenta con la mayoría parlamentaria suficiente si mantiene los apoyos con los que ha aprobado los presupuestos, e incluso ha conseguido más de los necesarios. Sólo la estrategia política podría cambiar el calendario actual. Y en cuestiones estratégicas se han producido cambios relevantes.

Ya no trabaja en Moncloa Iván Redondo, el polémico politólogo al que adjudicaban todas las decisiones estratégicas que supuestamente han convertido en presidente a Sánchez y le han procurado los apoyos necesarios para aprobar sus iniciativas. Redondo -algún día se conocerán las causas auténticas de su salida, él insiste en que se fue voluntariamente pero no es la versión de colaboradores del presidente- ha sido sustituido como jefe de Gabinete por Óscar López, un hombre que conoce muy bien el PSOE y a Sánchez, aunque estuvieron distanciados en los últimos años. Se puede decir lo mismo de Antonio Hernando, también recuperado para el círculo más cercano al presidente, que además conoce como pocos la vida parlamentaria. Y, como puntal de ese círculo, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, convertido en el hombre que toma las decisiones más importantes de Presidencia, que es lo mismo que decir que toma las decisiones que más importan a los españoles.

Con más sentido de Estado que dos desaparecidos en combate hace pocos meses, Pablo Iglesias e Iván Redondo, o incluso José Luis Ábalos, hoy caído en desgracia, saben todo, o casi todo, sobre la política española, los dirigentes y las peripecias que mueven la política española. Están en condiciones de aconsejar, si lo consideran conveniente, un adelanto electoral que, por ejemplo, impediría que se llegara al final de la legislatura con Pedro Sánchez tan desprestigiado que sería inevitable que perdiera las elecciones.

Este trío, más que el presidente, miran con lupa las reacciones ante las decisiones parlamentaria, están atentos a las manifestaciones de los colectivos afectados por esas decisiones -Pablo Casado quiere dar su apoyo público a los más afectados- y a la desazón que provoca un factor que el propio Sánchez ha convertido en el elemento fundamental de supervivencia: los fondos europeos. No acaban de llegar porque no se cumplen los requisitos que exige Bruselas, especificación del destino de los fondos y la documentación que recoge minuciosamente todos los datos.

Como ejemplo último de la influencia de este trío está la reacción generalizada, y negativa, que provocó el acuerdo de Sánchez con Bildu para que apoyara los Presupuestos. No sólo en la oposición, sino entre socialistas que no olvidan el origen terrorista del partido, y los militantes y dirigentes del partido asesinados por ETA. Con un añadido importante a los descontentos: el PNV.

Calmar al PNV

Los peneuvistas temen los avances de Bildu más todavía que los que pueda tener el PP porque se ha convertido en la segunda fuerza de Euskadi y puede provocar que en el próximo Gobierno se produzca la "anomalía" de que no esté presidida por el PNV, que sólo ha tenido una interrupción cuando Patxi López fue lehendakari con el apoyo externo del PP.

La irritación del PNV por el acuerdo con Bildu fue sonora, pública, y a Bolaños le faltó tiempo para coger el teléfono y llamar al portavoz parlamentario Aitor Esteban y garantizarle que el PNV siempre sería socio preferente del Gobierno. El golpe se ha parado, pero no se sabe por cuánto tiempo y si va a afectar a la correlación de fuerzas que apoyan a Sánchez: Andoni Ortíuzar, el presidente del PNV y auténtico mandamás del partido, sabe muy bien que hay socialistas que aspiran a un Gobierno en el País Vasco de Bildu, PSE y Podemos, al igual que aspiran a un tripartito en Cataluña del PSC, ERC y En Comú. Y no está dispuesto a pasar por ese aro, lo que significa que el PNV puede hacer la vida imposible a Pedro Sánchez.

En Andalucía, Moreno Bonilla ya ha advertido que pretende llegar al final de la legislatura pero en las apuestas especulativas gana la idea de que será difícil que lo consiga. El presidente andaluz lo ha supeditado a que pueda sacar adelante sus iniciativas parlamentarias y, de momento, a las pocas horas de ver rechazados los presupuestos -que se prorrogan- comprobó cómo salía aprobada su Ley del Suelo con los apoyos del PP y Ciudadanos, más los de Vox y la abstención del PSOE. Seguramente el presidente ha tomado buena nota del significado de esa votación, independientemente de que consideren positiva esa ley: a ninguno interesa un adelanto electoral. Juan Espadas, el candidato socialista, necesita tiempo para consolidarse como líder andaluz, más allá de líder sevillano, y a Vox no le interesa ser el partido que boicotea a un presidente del PP como Juanma Moreno, que se está consolidando como un gobernante que ha dado un impulso a Andalucía, sobre todo en el campo de las inversiones -la confianza es lo que más atrae al dinero- después de 40 años de socialismo que ha tenido más sombras que luces y excesivos casos de corrupción.

Mañueco: el peligro es Cs

Fernández Mañueco no parece tener más dificultad para culminar su legislatura que la fidelidad de Cs. Cuenta con la de su vicepresidente Francisco Igea, pero el partido se encuentra en una situación muy peligrosa, con movimientos de captación y ruptura inducidos directamente desde Génova, donde García Egea ha montado un despacho al ex secretario de Organización del Cs con Rivera con el único objetivo de captar a miembros destacados de su antiguo partido. Egea, por otra parte, ya intentó mover la silla a Mañueco al poco de ser elegido secretario general con Casado. Pretendía controlar Castilla y León, a lo que se opuso Fernández Mañueco.

Finalmente el presidente castellanoleonés se salió con la suya, pero es consciente de que no cuenta con el apoyo incondicional del secretario general del PP, que tiene su propio candidato de sustitución y que probablemente maniobrará para que Mañueco no lo sea. Cualquier excusa que sea mínimamente válida para cambiar de caballo cuando se celebren las autonómicas será aprovechada por el secretario general. Siempre que esté conforme también Pablo Casado que, como dice uno de sus principales colaboradores, en un desahogo en el que comentaba la pelea por el poder en Madrid que está provocando tanta desazón y tanto daño al PP, "Pablo apoya incondicionalmente a Teo… hasta que deje de apoyarlo. Le ha abierto demasiados frentes y así no hay quien haga crecer un partido".

Las próximas elecciones generales tendrían que celebrarse en noviembre de 2023, las de Andalucía en diciembre de 2022 y las de Castilla y León en mayo de 2023.

Se puede especular todo lo que se quiera respecto a adelantos… o mociones de censura.

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