España

El PSOE tiene dos semanas para digerir la abstención a Rajoy

  • Los socialistas, en pleno 'shock' tras los sucesos de Ferraz, afrontarán un Comité Federal el 22 o el 23 de octubre. La última semana del mes será para la ronda del Rey y la investidura y votación del presidente en funciones. El PSOE andaluz apoyará la abstención, aunque busca compartir la decisión con partidos como el PNV.

TRAS los incidentes de la calle Ferraz, el PSOE vive un auténtico shock postraumático que necesitaría de mucha conversación y tiempo para reflexionar sobre lo sucedido el sábado de hace una semana en su sede federal, donde por la tarde se vivió una mala asamblea de universidad en la que lo personal se confundió con lo estratégico, entre abucheos, imprecaciones, bocinazos y llantos retransmitidos por los medios a todo el país. José Borrell se despojó de su racionalidad de Estado para transformarse en un hooligan pasado por la Sorbona, Trinidad Jiménez lloraba, y Susana Díaz a ratos, César Luena gesticulaba a modo de burla cada vez que hablaba Verónica Pérez, y ésta y Rodolfo Ares competían por quitarse el micrófono, gente de la organización, del llamado comando Luena, dejaban móviles en on por lo que pudieran grabar, y en la calle se acusaba a Juan Cornejo de haber dado un trompazo a Pedro Sánchez.

"Está claro que si Pedro Sánchez hubiese salido a la calle a pedir a los suyos calma y que se marchasen, todo se habría acabado y él hubiera salido más reforzado", explica uno de los andaluces que estuvo esas 16 críticas horas en Ferraz. Pero el lunes todo el peso del bochorno cayó sobre ellos. Los pedristas van en retirada, puede que estratégica, y hasta los más experimentados reconocen que esta vez va a costar restablecer el consenso porque el partido, como indicó el granadino José Antonio Pérez Tapia, "está roto". No hay ruptura, pero sí una quiebra.

Sin embargo, el PSOE, ahora dirigido por el asturiano Javier Fernández, sólo tiene dos semanas para afrontar otro mal trago: decidir la abstención a la Presidencia de Mariano Rajoy para evitar las terceras elecciones. Tan cierto como que una mayoría de dirigentes y del Comité Federal acepta la abstención, por lo que ésta se aprobará con algunos problemas, es que a ninguno de los defensores le apetece ese voto. Un caso es el PSOE andaluz. Ni su Ejecutiva ni sus diputados en el Congreso, ni ninguno de sus secretarios provinciales han defendido desde el 26 de junio el no a Rajoy y la convocatoria de las elecciones, pero prefieren que la abstención les caiga como una conclusión colectiva, una suerte de reflexión anónima. Sin firma. En estas dos semanas, los defensores de la abstención, como los andaluces, deberán explicitar su voto. Su portavoz en el Parlamento, Mario Jiménez, miembro de la gestora, ha sentenciado que si se decide la abstención, todo el grupo parlamentario, incluido Sánchez, deberá ejecutarla, pero ni él ni Javier Fernández han afirmado nítidamente que hay que abstenerse.

Susana Díaz se expuso bastante en el Comité y su semana previa, si no hubiese sido por ella, probablemente Sánchez habría ganado la partida a base de aguantar hasta el descaro. Sólo cuando el jiennense Francisco Reyes reunió las firmas necesarias para la moción de censura, lo que le costó un broncazo de los pedristas, el ex secretario general admitió que había perdido. Aun así sometió al Comité Federal a una votación cuyo asunto casi no se recuerda.

"Aquí se han juntado dos problemas, el primero es que hay que poner paños calientes en el partido, recomponer, hablar y coser, esto ha quedado muy roto, pero a la vez hay que decidir la abstención o las elecciones, y ya llevamos perdida una semana; bueno, hemos perdido meses porque la discusión a la que nos llevó Pedro Sánchez era congreso sí o congreso no, que fue de lo que se trataba en el único punto del comité federal", explica un miembro de la Ejecutiva andaluza.

Mañana comienza a correr el calendario de las dos semanas decisivas en las que el PSOE tendrá que tratar la abstención, y de una tercera más en la que se producirá una nueva consulta del Rey y el debate de investidura de Rajoy. El presidente en funciones se someterá a dos votaciones, probablemente saldrá a la segunda. Puede ser el sábado 29 de octubre. O el día siguiente, de tal modo que ese mismo fin de semana se pueda celebrar un Consejo de Ministros.

La gestora se reúne mañana en Ferraz para poner día al Comité Federal que decidirá si el PSOE se abstiene. Podría haber sido el próximo sábado, el del 15 de octubre, pero coincide con las elecciones primarias del PSC para elegir al nuevo primer secretario, una competición donde confluyen Miquel Iceta, el jefe actual, y Nuria Parlón, alcaldesa de Santa Coloma, más cercana a Díaz, pero partidaria del no como el primero.

El PSC se opone a la abstención, amenaza con romper el grupo socialista en el Congreso y Miquel Iceta ha solicitado que se consulte a las bases si el Comité Federal cambia de opinión sobre la votación. Hasta el momento, la tesis en vigor es el no a Rajoy, pero es verdad que esa decisión no se adoptó tras un referéndum entre la militancia; por tanto, no hay una obligación moral de consulta. Eso es lo que defenderán los que hoy son oficialistas, que la militancia hablará cuando llegue el congreso, en invierno o primavera, porque votarán al secretario general, pero no ahora, porque ni hay tiempo ni es una decisión que corresponda a las bases. Es lo que Javier Fernández explicó al grupo del Congreso: ellos representan a una parte de la soberanía nacional, no a la militancia del PSOE y, en una democracia representativa, son ellos quienes votan de acuerdo a una reflexión donde se consideran todos los condicionantes, no sólo la opinión de los carnés.

El PSC es uno de los problemas de la abstención, pero la gestora confía en que, una vez pasada la elección interna del próximo sábado, "el partido hermano" se calmará. O Iceta o Parlón tendrán que reconducir la oposición frontal a la salida. El otro escollo proviene de los partidarios de Pedro Sánchez que aún están en el Comité Federal y la gestora. La opinión general es que, tras los sucesos de Ferraz, los pedristas no darán otra batalla. Ahora bien, algunos de los que votaron para echar al ex secretario general no desean abstenerse. Con ellos es con quienes se debe fajar Javier Fernández. Tanto a él como al PSOE andaluz le gustaría que la abstención del PSOE fuese compartida con otros grupos, como el PNV e, incluso, Convergència.

Javier Fernández ya ha hablado con Rajoy, pero tienen pendiente las conversaciones sustanciosas. En la Cámara de Vitoria, el PNV necesita al PSOE, pero también a una parte del PP para sacar adelante sus presupuestos. Los nacionalistas vascos, de una gran tradición pactista, podrían llegar a acuerdos en materia de inversiones con el Gobierno central, pero de momento Íñigo Urkullu quiere apoyarse en Bildu y el PSOE. Uno de los mensajes que Fernández le transmitirá a Rajoy es que todo será más fácil si también hay una abstención compartida con el PNV.

Rajoy ha sacado del armario el traje de la humildad, está dispuesto a hablar con Javier Fernández antes del Comité Federal y ha dejado de colocar la aprobación de los Presupuestos de 2017 como condición para aceptar la investidura. Ambos partidos, y Ciudadanos, coinciden en que primero, el desbloqueo, y después, las negociaciones para el techo de gasto, los presupuestos u otras leyes. Será un día a día, no hay cheque en blanco.

El fin de semana del 21 al 23 de octubre será el decisivo. Desde el viernes, el Rey estará en Asturias con motivo de la entrega de los premios Princesa de Asturias. El momento y el lugar son los propicios, ya que el presidente de la gestora socialista es el presidente de la comunidad, Javier Fernández. El asturiano tendrá que sacar un día, posiblemente el domingo 23, para marchar a Madrid y dirigir el Comité Federal.

Si ese domingo, el Comité vota por la abstención para evitar las elecciones, no habrá más tiempo para una consulta a la militancia. Al lunes siguiente, el Rey llamará a los partidos y propondría la investidura, la tercera de su reinado, a Mariano Rajoy.

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