Debate de investidura

Rajoy revive, Rivera lo mata, Iglesias insulta y las elecciones están más cerca

  • Pedro Sánchez sólo consigue sumar a Ciudadanos y el Congreso se mete en un bucle de exclusiones. El líder de Ciudadanos anima al PP a ser valiente, relevar a Rajoy y buscar otro candidato. El Iglesias más agresivo comparó a Albert Rivera con un jefe del Frente de Juventudes.

Ni un voto más que la suma de Ciudadanos y socialistas, la investidura de Pedro Sánchez fue rechazada anoche por 219 votos en contra y 130 a favor, más la abstención de la diputada de Coalición Canaria. Muy lejos de la mayoría absoluta necesaria para esta votación, mañana habrá otro intento en el que valdrá la simple, pero nada se habrá movido. Esta legislatura, que amenaza fugaz, se ha encallado en un debate en el que Mariano Rajoy revivió.

Después de semanas de silencio y de sus dos renuncias ante el Rey, el presidente del Gobierno en funciones recuperó su alma más socarrona, devolvió la alegría a la bancada popular y la emprendió a ocurrentes mamporros con Sánchez, cuya propuesta de investidura calificó de "bluf". Pero de poco le sirvió, tan pronto como el popular se vino arriba, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, el dirigente que ideológicamente está más cercano al PP, solicitó a este partido que lo relevasen; si en un futuro buscan un acuerdo con los naranjas, tendrá que ser con un líder distinto. Y el dirigente de Podemos, Pablo Iglesias, se superó, comparó a Rivera con un jefecillo de la Falange y del Partido Comunista de la URSS, se acordó de la cal viva que vertieron sobre los cadáveres de Lasa y Zabala para atacar a Felipe González, le dio un beso en los labios al líder de En Comú y hasta se citó a sí mismo, bueno al otro, al Pablo Iglesias fundador del PSOE.

De este modo, la repetición de las elecciones generales el 26 de junio es hoy más probable que el martes, el socialista Pedro Sánchez no consiguió los votos suficientes, y es que ningún grupo se ha movido de la posición con la que entró en el Congreso. El juego de exclusiones nos lleva a otras elecciones a no ser que se produzcan grandes cambios, como el que Rivera le recomendó al PP. Y ni siquiera una dimisión de Rajoy para dar paso a otro líder en el PP tendría el apoyo seguro de los socialistas, ése es el drama de los populares, que sí o sí necesitan al PSOE para gobernar. Pero a Sánchez le ocurre lo mismo, o le apoya el PP o lo hace Podemos, y sin ellos se corre el riesgo de que transcurran los dos meses constitucionales, al final de los cuales habría que ir de nuevo a las urnas.

El turno de los grupos de la oposición al discurso de Pedro Sánchez ocupó todo el día de ayer en una sesión bronca en ocasiones y patética, en otras, en la que el presidente de la Cámara, Patxi López, concedió la palabra por primera vez en la historia de estos debates a diputados aludidos en los discursos. Habló el ministro del Interior, habló el de Exteriores -los dos para matizar declaraciones de ambos sobre las supuestas veleidades del PSOE y Podemos ante el terrorismo-; habló Rajoy para contestar a Rivera; habló Xavier Domènech y hasta quiso hablar el portavoz del PP, Rafael Hernando, hasta que Patxi López se cansó del uso que sus señorías estaban haciendo del nombrado artículo 72 del Reglamento, que posibilita una respuesta por alusiones sólo en los casos de juicio de valor o falsedad. Fue una sesión movida, colorista, entretenida si se quiere, pero no aportó una solución a la falta de Gobierno en el país. Ni se vislumbró. Más allá del acuerdo de Sánchez con Ciudadanos, parece que no hay nada. Una vez que Sánchez quede descartado también mañana viernes, el Rey volverá a tener la iniciativa, aunque parece que Felipe VI no encargará la formación de Gobierno a ningún candidato hasta que uno de ellos llegue con apoyos susceptibles de convertirse en mayoría.

Rajoy trató de defenderse ante  quienes le acusan de indolencia por no presentar su candidatura ante el Congreso. Para ello, atacó con dureza a quien lo está intentando, a Pedro Sánchez, a quien acusó de engañar a los españoles con "solemnes palos al agua". Como el Rajoy más ocurrente de siempre, encandiló a los suyos y terminó su parlamento calificando de "bluf" la iniciativa del candidato. Leyó el significado del término en el diccionario de la Real Academia: bluf es "un  montaje propagandístico destinado a crear un prestigio que posteriormente se revela falso", "persona o cosa revestida de un prestigio falto de fundamento" y "fanfarronada, acción intimidatoria hecha por quien no cuenta con los medios para cumplir su amenaza". En definitiva, que Sánchez no debería ni haberlo intentando, que fue lo que él hizo. El candidato le echó en cara, sin embargo, que una de las razones que le dio al Rey para no presentarse era que Pablo Iglesias y Sánchez ya habían llegado a un acuerdo, al de la vicepresidencia para Podemos, aunque éste sólo fuera una propuesta de rueda de prensa. Nada más. Al final, en una de las réplicas, Rajoy explicó por qué no se había presentado: porque Sánchez no iba a apoyarle. El bucle del presidente.

La intervención de Rajoy, con las contestaciones de Sánchez, duró 70 minutos, aunque el líder del PP volvió a hablar a causa de la intervención de Albert Rivera. El dirigente de Ciudadanos invitó a los populares a relevar a Rajoy para intentar formar un Gobierno junto con su partido y el PSOE: "Le digo a los votantes y a los dirigentes del PP que tengan coraje y valentía, que hay mucha gente preparada para sumarse a esta nueva etapa". "Yo valoro su trabajo -le explicó con anterioridad-, se encontró un país con un déficit público del 9% y lo dejó en el 5%. Pero usted le dijo que no al Rey. Usted no es creíble". Y continuó entre gritos de ¡traidor!: "Estoy convencido de que en su partido hay gente que quiere algunas reformas de las 200 acordadas. Y en esta nueva etapa política que merece generosidad y liderazgo, usted demuestra que son otros tiempos, se acabó un tiempo donde los temas importantes se pudren por el paso del tiempo". Y más: "Si usted, teniendo la mayoría absoluta, no llevó a cabo ninguna de las reformas que el país necesita, ¿por qué lo iba a hacer ahora que tiene que entenderse con otros dos partidos?".

Patxi López dejó que Rajoy le contestase por alusiones para decir lo siguiente: "Si usted quiere hacer presidente del Gobierno a Pedro Sánchez y eso es lo que quiere su partido y sus votantes, allá usted, pero no obligue al PP. Nosotros, desde luego, no nos presentamos para hacer presidente a Sánchez".

La parte más dura de la sesión fue la que tuvo al líder de Podemos, Pablo Iglesias, como protagonista. Su tesis es que no puede apoyar al PSOE porque ha llegado a un acuerdo con Ciudadanos, con la "naranja mecánica" como le llamó en ocasiones, porque en su opinión Rivera tiene el acuerdo de los socialistas para, cuando Sánchez falle, llevárselo al PP. "Si hay un triunfador es usted -se dirigió a Rivera-, usted representa lo peor de la tradición política española (…) hubiese sido el jefe del Konmosol o el de una Escuadra en nuestra posguerra". El Konmosol fueron las Juventudes Comunistas de la URSS, fundadas en 1918, y con la Escuadras se refería a una de las secciones en las que se dividía el Frente de Juventudes de Falange. El de Podemos manifestó que no podía pactar con el PP porque lo habían fundado siete ex ministros de Franco y hasta citó a Millán Astray, cita que en su opinión encandiló al portavoz de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta. Sin embargo, el momento más bronco lo tuvo con los parlamentarios socialistas, cuando desde su escaño aseguró que Felipe González "tiene el pasado manchado de cal viva", en referencia a los GAL y a dos de sus asesinados, Lasa y Zabala.

Sánchez tampoco consiguió el apoyo de las minorías. A ERC y a DIL les dijo, claramente, que no aceptaría nunca un referéndum por la independencia de Cataluña. Sólo la diputada de Coalición Canaria se abstuvo. Sólo.

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