El presidente del Gobierno y el líder del PP se han reunido este lunes en la Moncloa en un clima previo de confrontación más dura que pura, que sigue intratable tras la octava entrevista entre ambos dirigentes, la primera tras la investidura de Pedro Sánchez con el no por montera de Pablo Casado.
"El PP no ha variado ninguna de sus posiciones, a pesar de su responsabilidad como principal partido de la oposición". Así rezaba un mensaje remitido por la Secretaría de Estado de Comunicación poco antes de que compareciera el máximo dirigente popular, sentenciando la sensación de que el entendimiento entre el Gabinete bicolor y el primer partido de la oposición va para rato en el kilómetro cero.
El propio Sánchez saltó posteriormente en Twitter para reprochar que Casado ha dejado claro que "o se hacen sus políticas o España no puede contar con el PP" y le reclamó una oposición "leal".
Las elecciones vascas y gallegas del 5 de abril no son un buen acicate para trepar por los grandes muros y desencuentros que los separan (en lo más alto, Cataluña, con las componendas con ERC; y la economía, con la subida del salario mínimo y los retoques en ciernes de la reforma laboral), pero los dos están condenados entenderse en los asuntos de Estado, donde parpadea la luz roja (por urgente) de la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), desde hace tiempo (está en funciones desde diciembre de 2018). O la financiación autonómica, la presunta madre del cordero del procés.
El encuentro ha durado una hora media, entre las doce de la mañana y la una y media. Casado ha comparecido ante los medios tras hacerse de rogar más de una hora. Sánchez. como es habitual en estas lides, no lo hizo, delegando en la portavoz del Ejecutivo, María Jesús Montero.
Mensaje conciliador
"Mano tendida para pactos de Estado". "Compromiso por España". "Como si yo fuera el presidente y él jefe de la oposicón". Ahí es nada... Así de conciliador exhibió Casado su postura ante los medios. Pero tenía truco...
Al frente de un Gobierno de coalición más cohesionado de lo que muchos ilustres analistas vaticinaban hace un mes al neonato, Sánchez quiere abrir una nueva etapa de "diálogo social y político". El baño de institucionallización que se está dando Unidas Podemos en las moquetas del poder tuvo un timbre de gloria en los tímidos aplausos que le dedicaron al rey Felipe VI los ministros morados (declaradamente republicanos) durante la apertura del esta XIV legislatura en el Congreso. Ya en diciembre, el ahora portavoz parlamentario, Pablo Echenique, hasta valoraba el el "olfato político” del Monarca durante su discurso navideño.
Sánchez rechaza la acusación del PP de que la creación de una mesa de diálogo con la Generalitat de Cataluña sea una especie de genuflexión ante sus muletas indepdentstas de ERC. El líder socialista ya afirmó este pasado fin de semana ante sus barones territoriales, en el Comité Federal del PSOE, que bajo ningún concepto pondrá en peligro la unidad de España ni la igualdad entre territorios.
La conexión entre el Gobierno y ERC -cuyos 13 diputados posibilitaron la investidura de Sánchez- dinamita todos los puentes entre Génova y Ferraz.
La aprobación de los futuros Presupuestos es clave para continuidad de la coalición PSOE-Unidas Podemos, que apenas ha echado a andar pero se muestra sólida ante una derecha dividida, en la que Vox parece llevar la voz cantante.
Casado ha subrayado este lunes que su partido está dispuesto a debatir y apoyar las cuentas de Iglesias y Sánchez si el presidente del Gobierno "rompe con los independentistas y los batasunos" y renuncia a la mesa de diálogo con el Govern.
Venezuela siempre está ahí
Volantazo de Iglesias con Delgado
Pero Casado lo ha dejado este lunes de nuevo claro: no es posible negociar con el Gobierno la renovación del CGPJ si Delgado es la fiscal general del Estado y el Ejecutivo insiste en hacer cambios "a la carta" en el Código Penal que beneficien al independentismo.
Una actitud "negacionista" la de Casado, según ha expuesto en ulterior rueda de prensa la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
Que ve a Casado más despistado que centrado: "No sabe o no quiere saber la tarea de oposición que le toca jugar", dijo.
Al líder del PP no le percibe con la mano tendida que éste pregona, sino sin dar el brazo a torcer, sin ofrecer ninguna alternativa y sin proponer nada para Cataluña más allá de dinamitar el diálogo en curso a mayor gloria de porras y togas.
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