ZAPATERO pidió ayer comparecer de forma inmediata en el Congreso de los Diputados para explicar la situación económica y las medidas adoptadas por su Gobierno. Hoy se decidirá la fecha en la Junta de Portavoces, aunque lo más seguro es que sea el 10 de septiembre. De esta forma, el presidente del Gobierno pretende tomar la iniciativa en un periodo de sesiones clave para el devenir de la presente legislatura, tras un arranque de la misma marcado por el desatino en el diagnóstico de la situación económica que le ha restado credibilidad.

Aparte del manejo de una crisis económica con demasiados factores fuera de su control, a Zapatero le espera una complicada negociación para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado para 2009. Todo hace indicar que CiU, tradicional socio de los gobiernos minoritarios del PSOE y del PP en materia presupuestaria, vinculará su eventual apoyo al Gobierno a un modelo de financiación asimétrico que beneficie a Cataluña, y que el PSC tensará la cuerda pero no romperá la disciplina de voto.

El PNV, descartado desde que Ibarretxe insistió en su consulta soberanista pese a su paralización por parte del Tribunal Constitucional (TC), es ahora la mejor opción. Ambas partes están interesadas en el acuerdo: a Zapatero le conviene evitar una prórroga presupuestaria que generaría inestabilidad política y lo dejaría posiblemente a los pies de una moción de censura del PP, y al lehendakari le viene bien para minimizar los efectos negativos que su aventura independentista está causando en una parte de su electorado, que es más partidaria de aprovechar los Presupuestos para sacar las tradicionales contrapartidas que ha venido consiguiendo el nacionalismo vasco ante los gobiernos minoritarios de socialistas o populares.

Si Zapatero mantiene en el redil a los diputados del PSC y logra el apoyo de los seis diputados vascos, los dos votos del BNG, socio de los socialistas en el Gobierno gallego, le valdrían para salvar el escollo con holgura: los nacionalistas canarios acabarían votando también a favor.

Paralelamente, el presidente del Gobierno tendrá que cerrar un acuerdo sobre el nuevo modelo de financiación autonómica. En las actuales circunstancias, con la reducción de los fondos estatales a los ayuntamientos anunciada por el vicepresidente Solbes, las comunidades autónomas se pueden dar con un canto en los dientes si todas ven aumentada la aportación final aunque el incremento no cubra las expectativas de ninguna de ellas.

El PSC, integrado en el frente catalán junto a ERC y CiU, se verá obligado a aceptar que quizás Felipe González tenía razón cuando sugirió el aplazamiento de la negociación sobre el nuevo modelo de financiación autonómica por la crisis económica. En cualquier caso, hasta finales de noviembre no se conocerán las claves de esta nueva cuadratura del círculo.

Zapatero tendrá que rematar también en este mes el acuerdo que alcanzó en julio con Rajoy para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y el Tribunal Constitucional, así como consolidar el Pacto Antiterrorista.

Finalmente, el líder del PSOE afrontará ya en marzo las elecciones gallegas y vascas, y en junio las europeas, primeras piedras de toque para saber cómo valoran los españoles su manejo de una crisis económica que comenzó siendo una suave desaceleración.