España

El muerto vivo, el pobre rico

La insatisfacción revolotea incansablemente sobre nuestras cabezas, aunque es precisamente el interior de la azotea el recodo del cuerpo humano más blindado ante esta clase de tormento, pues, como decía el clásico (Leon Tolstoi, en Ana Karenina), "nadie está contento con lo que tiene y, no obstante, todos están satisfechos de su inteligencia". Quizá. Que levante la mano quien no se haya comportado alguna vez como un auténtico cretino. No será Jaume Matas, que después de pasarse unos cuantos añitos viviendo a cuerpo de rey anda ahora llorando por las esquinas la desdicha de quedarse sin trabajo después del "irreparable trastorno" que le está causando el proceso judicial que abandera. Efectivamente, este señor debe tener en muy buena estima su coeficiente intelectual cuando pensaba que iba a ser capaz de amasar una gran fortuna a base de trapicheos financieros sin dejar demasiado rastro camino del altar de la impunidad.

Ese hombre que parecía más solo que la una cuando anunciaba la semana pasada que abandonaba voluntaria y temporalmente la militancia del PP tras 17 años de abnegado servicio a ese partido que le ha dado definitivamente la espalda, no sorprendió ayer a (casi) nadie al anunciar que había logrado reunir los tres millones de fianza. ¿Quién podría dudar, sagaz lector, que ese pobre hombre rico, ese nuevo parado que se lamenta de haber perdido su puesto de trabajo con tanto trajín judicial, iba a reunir la pasta?

Pues sí. Con un par. Prueba superada. Bien se le puede aplicar aquello de no estaba muerto, estaba de parranda, como dice la tarareada canción El muerto vivo de Peret. Todo un cajón de sastre en seis palabras para regocijo de esas mentes retorcidas que comparan el desprecio al que la plana mayor del PP somete en público y en privado a Matas con el celo protector que se ha desplegado sobre el ex tesorero y senador Luis Bárcenas pese a que la investigación policial le atribuye "sin ninguna duda" el cobro de 1,3 millones en comisiones ilegales. Da igual. El diputado del PP Carlos Floriano se mostró ayer "convencido" de que la dirección del partido confía en su inocencia y de que sabrá probarla en los tribunales.

Tenía razón Tolstoi, que satisfechos están algunos con tan poco...

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