Reunión por videoconferencia

Coro regional contra la última gran imposición de Sánchez

  • Urkullu y Feijóo lideran la queja por echar la persiana a la economía sin consultarles

  • Rechazo unánime a la paralización uniforme de las actividades no esenciales sin distinciones territoriales 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la videoconferencia con los presidentes autonómicos este domingo desde la Moncloa.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la videoconferencia con los presidentes autonómicos este domingo desde la Moncloa. / Europa Press

Los barones regionales han cerrado de nuevo este domingo filas con el presidente del Gobierno, aunque no todos han marcado bien el paso.

En la tercera reunión por videoconferencia que han mantenido desde que estallara la crisis sanitaria, al alimón después del Consejo de Ministros extraordinario que ha decretado la paralización de las actividades no esenciales, la receptividad de las dos reuniones telemáticas anteriores ha mutado en irritación, mayormente glosada por el presidente de la Xunta de Galicia y por el lehendakari.

En mi casa mando yo le han venido a decir al mando único ante esta aplicación uniforme de las restricciones tanto Alberto Núñez Feijóo como Íñigo Urkullu. Sin margen de maniobra -el decreto que redobla el confinamiento acababa de ser sancionado- sólo les quedaba el recurso del pataleo ante una decisión que el Gobierno no les había comunicado previamente, un malestar que se había materalizado nada más anunciar Sánchez su última gran decisión el sábado con un comunicado desde Sabin Etxea (sede del PNV) en el que los nacionalistas vascos llegaban a censurar la "falta de respeto" de ese presidente al que han respaldado en su apretada investidura.

Urkullu no ha ido tan lejos este domingo, se  ha limitado a reclamar a Sánchez "lealtad recíproca", y, como muchos otros barones autonómicos, le ha demandado medidas complementarias "para apoyar al sector industrial y compensar el grave impacto en el empleo y en la actividad productiva que va a tener la decisión de cierre adoptada".

El lehendakari nunca ha sido partidario del cierre total de toda la actividad no esencial, una medida que puede inducir al "coma económico". "Nuestras empresas van a cerrar mientras sus competidoras en Europa y el resto del mundo siguen trabajando”, ha recalcado en la videoconferencia con Sánchez.

El lehendakari ha sido la oveja negra de la reunión telemática, pero no ha sido el único que ha alzado ostensiblemente la voz. El jefe de la Xunta también ha sobresalido con una polifónica intervención entre el coro de quejas, recordando que la semana pasada, cuando Sánchez negó que fuera a cerrar la economía, le dio un respaldo que al reproducirse ahora se traduce en "apoyar lo contrario".

El día después, ¿qué?

Núñez Feijóo Feijóo ha pedido que el cierre de toda actividad no esencial se haga de forma "correcta y previsible", de modo que no sea "abrupto" y se dé "un tiempo" para ello. y se ha preguntado "qué va a pasar cuando haya que reabrir" las fábricas y las empresas pero "todavía siga la epidemia".

Pero no sólo los presidentes autonómicos fuera de la órbita socialista se han quejado de que las comunidades autónomas hayan ejercido de meros convidados de piedra ante la paralización uniforme de la actividad básica y sólo se les haya informado a toro pasado. El de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha planteado a Sánchez la posibilidad de "flexibilizar" o "adaptar" la medida a "las peculiaridades" de cada territorio.

Sánchez ha sacado la cabeza entre la montaña de lamentos y ha puntualizado que "aquí no se va a cerrar nada". "Lo que se hace", ha explicado, "es anticipar los niveles de producción de la Semana Santa unos días". "Se anticipa la Semana Santa para lograr ese salto de reducción de la movilidad para frenar el coronavirus"..

El presidente del Gobierno les ha conminado a todos a "arrimar el hombro" porque éste no es momento de "reproches" y de paso ha admitido que la entrega de material para luchar contra el coronavirus va con retraso, informa Europa Press.

El que ha mostrado un apoyo sin fisuras a las medidas unilaterales de Sánchez ha sido, muy propio, el presidente de la Generalitat, no en vano las venía reclamando desde hace una semana. Quim Torra exhíbe como un trofeo el reconfinamiento y -en una breve comparecencia desde la Casa dels Canonges, donde permanece confinado tras dar positivo en coronavirus- ha considerado que se trata de una "buena noticia en el combate que tenemos contra la pandemia de coronavirus".

Torra ha propuesto suspender el pago de impuestos como el IVA o el IRPF, las cotizaciones en la Seguridad Social, el pago de las cuotas de autónomos y una moratoria en el pago de créditos e hipotecas para que sean las administraciones, y no empresas y trabajadores, los que se endeuden. Que se lo explique a Ángela Merkel.

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