Crónica de un día

Fran Barquilla

fbarquilla@grupojoly.com

El rey emérito se hizo viral

Volvió el rey emérito dos años después y se acabó Pegasus, la precampaña andaluza, el Festival de Cannes y el calor. Bueno, el calor no, que también ha vuelto

Regresó Juan Carlos I a España y se trajo con él una masa de aire cálida y seca, que menos mal que va a durar lo mismo que su visita, hasta el domingo, porque si no les auguro un fin de semana monotemático con las entradas y salidas de su majestad en Sanxenxo, Sanjenjo o San Ginés (pongan el topómimo que más les guste).

A buen seguro que su majestad no creyó que su regreso fuese a ser tan viral. No se habla de otra cosa. Vale que es la primera vez que regresa a España en dos años, pero hasta poner un mapita con el trayecto de su avión camino del Aeropuerto de Vigo en televisión, oiga, pues como que hay un punto medio, ¿no?

Ese es quizá nuestro problema, que no tenemos punto medio. Vuelve el rey emérito, no hay más actualidad. No es que quiera quitarle importancia al asunto, pero tampoco le veo la punta a convertirlo en un asunto de estado. Que si debió visitar al Rey primero, que si se aprovecha para poner en la picota a la monarquía (otra vez), que si puede o no puede dormir en Zarzuela...

Con tanto debate, seguimiento y polémica se pierde de vista la auténtica noticia: un hombre de 84 años, con problemas de movilidad y que lleva más de tres años sin competir, puede ganar una regata. Grande Fernando Ónega. No solo dio la exclusiva del regreso sino que suya es también la auténtica noticia de la visita real.

Menos mal que nos queda el calor. Julio en mayo. Gloria para los que adoramos los 40 a la sombra, penar para los demás. Así de golpe, un fin de semana de agosto en plena primavera, con sus noches tropicales y todo. Critiquen al rey emérito, pero sudando hasta a la sombra.

Todo lo demás del día quedó en un segundo plano. Rufián y Almedia vieron archivar sendas investigaciones que tenían en el juzgado, Luis Rubiales ve como la suya se acaba de abrir, Julia Roberts llenó Cannes con su sola presencia y Sevilla despidió a los contentos alemanes y los decepcionados escoceses, mientras en la ciudada continúa el debate sobre si todo esto de los grandes eventos merece la pena, sin darse cuenta de que todo lo que esta bendita ciudad organiza siempre es grande, cuando les gusta y cuando no.

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