Feria de Málaga

Estalla la ciudad efímera

  • l Las palabras de Antonio de la Torre y los fuegos artificiales dieron el pistoletazo de salida a la fiesta

El bullicio comienza para que todo se pare. El cielo estalla y se obra el milagro. Todo se detiene para crear durante una semana una ciudad efímera en la que la felicidad toma el protagonismo. Con la palabra, la luz y la música se inicia el paréntesis en el que los lastres se dejan encerrados en el cajón para vivir con intensidad la fiesta, como un salvavidas necesario que pone a flote las almas despejadas de tensiones. Y la gente baila, y ríe, y bebe y charla y se encuentra, y todo parece más fácil. Anoche comenzó ese momento del año en el que el malagueño es más libre que nunca.

El ritual volvió a cumplirse ayer y la playa de La Malagueta se llenó de público para presenciar el estreno de la Feria. También se abarrotarían terrazas con vistas, el puerto y otros puntos del litoral de la ciudad. El mar se pobló de barcos sabedores de su situación privilegiada y el Palmeral fue uno de los escenarios elegidos por mayoría. Unos con mejor posición que otros para ver los fuegos, pero todos con la misma intención, volver a vibrar con cada explosión de color provocada por 1.062 kilos de pólvora. Con este material la empresa valenciana Arnal montó el espectáculo pirotécnico inaugural, algo más de 16 minutos de fuegos artificiales incesantes.

Los que eligieron La Malagueta pudieron también sentir cómo las canciones hacían una sintonía perfecta con las luces prendidas en el cielo. Disfrutaron de la pirotecnia y muchos quisieron seguir quemando la noche con el concierto de Vanesa Martín, pero todos ya tenían la sonrisa marcada desde minutos antes de las doce. Puntual salió el alcalde de Málaga para dar paso al pregonero de 2013, el actor Antonio de la Torre. "Un amigo mío, con mucha guasa, me dijo: Antonio, pa qué vas a dar el pregón de la Feria si la gente va a ir de todas maneras... Y es verdad", dijo para comenzar su discurso el actor malagueño.

Bien es cierto, como subrayó el protagonista de la noche, que la Feria necesita poco pregón para que el público la conozca y la quiera, pero las palabras de aliento y los momentos de cierto chovinismo siempre son bienvenidos. "Hablar de Málaga es bastante fácil si lo que quieres es recrearte en nuestra personalidad, mezcla de fenicios, espabilaos y gente perita", dijo el actor.

Pero su discurso no se detuvo en esas consideraciones, sino que ahondó más en las ferias de su niñez y juventud y recordó aquella que situaba las casetas "repartidas por el parque y la noria y todo lo demás por el Hospital Noble". También habló De la Torre de cuando la diversión se trasladó a "la prolongación de la Alameda" y de cómo el crecimiento de la ciudad la fue empujando hasta llegar a Teatinos para llegar a ser la "Feria del sur de Europa".

Y como una cosa lleva a la otra, hiló recuerdos con la actualidad más cercana para protestar por la "decisión de despachos" que deja al Málaga fuera de Europa. Y del fútbol volvió a la Feria de día, esa que idearon los comerciantes y que tanto le sorprendía de niño ver "una zapatería convertida en un bar". Y el discurso en el que animó a los descamisados a ponerse la camiseta no quiso olvidar a los "personaje que siempre están", como "esos cortadores de jamón", los "charlatanes de tómbola", los biznagueros o los "gruístas, ¡qué mala leche tenían...!". Pero después de rendir su homenaje a las peñas y peñistas, De la Torre se puso serio para dar una bofetada al respetable con la cruda realidad.

"Que el disfrute no nos haga olvidar que casi una cuarta parte de los malagueños están en riesgo de pobreza y no pueden costearse una Feria, algo que también le va a costar esfuerzo al 35% de parados que tenemos en la provincia", subrayó y apeló a la solidaridad, a "invitar en el amplio sentido de la palabra al que no pueda a disfruta, al menos por unos días, como los demás. Porque la Feria para mí es como la sanidad y la educación: siempre pública. Sin ninguna exclusión", señaló.

Y como no cabía de otra forma, puso el broche de oro a su pregón recorriendo la ciudad de la mano de algunos de los títulos más significativos de su carrera. "Quiero veros por las calles Gordos de felicidad, que vuestra Balada de trompeta sea la más alegre. Volver a ver a los amigos de verdad. Que llenéis de Amantes pasajeros o eternos estos días de fiesta. Que no seáis Primos y que en Grupos de 7, de ocho o de nueve le saquéis todo el sabor a la calle Larios".

Con numerosos guiños a los que se congregaron para escuchar su brindis inaugural, terminó su discurso invitando a que "cada uno se monte su película" porque "la Feria ya es vuestra". Ya en poder de los ciudadanos, las palmas celebraron el inicio de la fiesta.

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