La nueva zona juvenil de la Feria del centro tuvo ayer su gran puesta de largo. La música, a todo volumen llenaba las calles aún estando a mucha distancia de la carpa instalada en la plaza Santo Domingo. Desde lejos ya se podía respirar el ambiente: jóvenes cargados de bolsas con todo tipo de botellas, vasos e hielo, dispuestos a hacer lo que se está convirtiendo en la diversión y tradición de todas las fiestas malagueñas, el esperado botellón.

El recinto se encontraba abarrotado de jóvenes bebiendo y bailando mientras que un dj animaba el lugar con todo tipo de canciones comerciales. Muchos jóvenes sin camiseta intentaban refrescarse, mientras las chicas se abanicaban ante la intensa flama que se respiraba en la explanada durante el mediodía.

Pero la nueva zona no pareció ser agrado de muchos. Gran parte de los jóvenes denunciaron que este recinto está demasiado alejado del centro y que así no se puede vivir el ambiente real de Feria. “No comprendo por qué lo han puesto tan lejos. Nosotros preferimos el botellón del centro, lo que pasa es que no queremos correr el riesgo de que nos multen”, afirmaba ayer Ángel, que se encontraba con su amigo Dani cargando varias bolsas llenas de bebidas. Mientras tanto, Cristina sentada junto a una amiga comentaba aburrida que esta zona no es la que se esperaba: “Yo ya cuando estaba llegando me empezaba a quejar de que me gustaba más la zona del centro. Estamos viendo pasar a muchos menores”, declaraba indignada. “Veo muy poco ambiente de Feria y mucho botellón similar al estilo de la Fiesta de la Primavera o Nochevieja. Esto es un recinto para beber, nada más”.

Pero ella no era la única joven que pensaba de esta forma. Pablo y Alfonso estaban muy descontentos con lo que se habían encontrado en la carpa: “Se supone que esto es la zona de la juventud pero es demasiado, el 90% de las personas son menores de edad. Esto es un botellón permitido pero sin mucho control, sólo hemos visto a dos policías pasar y por ahora no hay aquí estacionada cerca ninguna ambulancia”.

Por su parte, Pablo comentaba que el ambiente era un “desmadre” y que estaban esperando al resto de amigos para dirigirse hacia el centro histórico. “Hemos pasado a comprar una botellita de Cartojal y no veas la peste a porros, supongo que hay gente que busca ese tipo de fiesta pero yo no”, comentaba.

Lidia, Estefanía y Aída ya se encontraban en disposición de marcharse del lugar. “El ambiente es regular, esto es canilandia. Han aislado a los jóvenes que no pueden beber en los bares porque son menores, pero esto no es Feria, es un botellón”, afirmaron.

Los menores de edad, sin embargo, estaban muy ilusionados con esta iniciativa y comentaban que tienen pensado frecuentar el lugar durante estos días de fiesta. “A mí me gusta porque tienes más libertad y hay más gente de mi edad”, señalaba Anabel, que estaba sentada descansando junto a su grupo de amigas.

Por su parte, Carmen, que se encontraba en el Puente de los Alemanes huyendo por un instante de la multitud, explicaba que los menores acudían porque era el único sitio en el que podían beber sin problemas. “La Policía no está controlando. Es malo, lo sé, pero yo me lo paso mejor” explicaba. Pero la fiesta no acabó como se esperaba, la inauguración del recinto tuvo como broche final un conflicto a las 19:00, que acabó con la intervención policial y se saldó con un herido que tuvo que ser trasladado en ambulancia.