Feria de Málaga

La particular 'capea' de los bares y restaurantes ante la crisis

La crisis no da cuartelillo ni a la Feria. Aunque en los primeros días el centro de Málaga se llenó de feriantes con ganas de divertirse, para otros la recesión económica se ha notado. Es el caso de los restaurantes y bares de la ciudad, que este año han visto como sus negocios han decaído en ventas durante las fiestas.

Los visitantes tienen la mismas ganas de fiesta que otros años, pero con la diferencia que el dinero no llega para los nueve intensos días de jolgorio, así que se tienen que administrar para poder gastar lo mínimo. "Nos gusta bajar al centro casi todos los días, pero como la cosa está muy mal intentamos gastar lo menos posible haciendo botellón y no almorzando fuera". Y ahí está el dilema. Se sigue saliendo pero se tapea menos .

Los hosteleros saben que la bajada de actividad de sus negocios se debe a la crisis, y por ello buscan alternativas para captar clientes. Este es el caso del restaurante El Palacete que ofrece mojitos recién hechos a cinco euros. Pero ni aún así la cosa mejora, comentó Starky, camarero del establecimiento. "Está todo muy mal, el negocio no ha ido nada bien durante las fiestas, además se puede observar en la calle, donde parece que hay menos gente" aseveró. Cambiando de zona, cerca de la Plaza Uncibay se encuentra la Creperie L'Orange, un establecimiento de venta de bebidas donde la cosa parece que no ha ido demasiado mal. " La verdad es que esta semana no ha ido muy mal, más o menos como en otros años, el problema es que la gente tiene más miedo a gastar y eso repercute en los negocios", comentó el camarero.

Pero la crisis no afecta a todos los negocios hosteleros por igual. Los nuevos establecimientos donde la clientela no está afianzada son los que más la sufren. Asimismo, los restaurantes y tascas de toda la vida están repletos, o por lo menos es lo que se observa en tabernas como El Quitapenas, La campana o El Piyayo, donde el problema más grave es encontrar mesa o hueco en la barra.

Visto lo visto, si el hambre aprieta mucha gente prefiere recurrir a la comida rápida, ya que asegura un gasto no muy elevado de dinero. En la Plaza de la Merced se sitúa el Kebab Ali Baba, al que a partir de las 19:00 recurren los feriantes para echarse algo a la boca por poco dinero. "Con la crisis la gente prefiere a veces comer algo más barato", comentó la empleada del establecimiento.

Pero el aprieto económico por el que está pasando el país no sólo afecta al centro, sino también se observa en Cortijo de Torres. Muchas de las casetas del Real han echado en cierre y otras luchan por aprovechar hasta el último día de fiesta. Las peñas, durante el día, se llenan de gente gracias a las degustaciones, pero en la noche la cosa cambia. La gente prefiere no gastar tanto en comida. Y del mismo modo los jóvenes gastan menos en bebidas con el botellón.

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