Feria de Málaga

Las rifas tampoco se escapan de la crisis

  • Los agobios económicos afectan especialmente a aquellos negocios en los que entra en juego el azar y la retribución no está garantizada. Pocos sacrifican su caña por un peluche

La crisis afecta a todos, especialmente a aquellos negocios que juegan con la suerte y el destino, que premian a unos a la vez que por desgracia desagradan a otros. Por eso, este año se han visto reducidos a un único establecimiento los tradicionales locales de rifa de la calle José Blázquez El Maño. El Bingo Malagueño es el que parece capear el temporal, aunque no sin problemas.

"La gente prepara menos dinero para la Feria y se gasta los justo", comenta uno de los responsables, Adrián Martín. "Se nota que antes las familias dedicaban una cantidad exclusivamente a la Feria y este año la han tenido que reducir por lo menos a la mitad". Martín reconoce que hay clientes que le suenan de otros años y ve "que el que antes se gastaba 10 euros ahora se gasta 5" y esos 5 euros que no parecen gran cosa "se acaban notando" al final, porque "el pico diario que pierdes, hace que el balance al terminar la Feria se resienta".

Para resolver estas pérdidas y atraer el mayor número de gente posible se han sustituido los típicos perritos pilotos por elementos electrónicos de última generación como portátiles o teléfonos iPhone, que se convierten en las estrellas de los sorteos de madrugada y las tómbolas. Aún así, se mantienen peluches de gran tamaño "porque las mujeres tiran mucho y les gusta este tipo de regalos".

Además, para paliar los daños de la crisis, se han visto forzados a ampliar su horario de trabajo, abriendo en torno a las 7 de la tarde y recogiendo cerca de las 5 de la madrugada, ya que "la hora de mayor juego es a eso de las 3 de la mañana, no porque a la gente le apetezca jugar más, sino por el simple hecho de que hay más gente", aunque asegura que el negocio se va llenando cuando se va yendo el sol porque "a nadie le apetece jugar con mucho calor".

Respecto a la nueva distribución de las casetas de la zona norte a la Calle de la Juventud comenta que no les afecta porque su público es "de todo tipo", aunque reconoce que el público joven es el que menos se acerca a probar suerte y a comprar cartones, ya que "todos los que vienen a la Feria vienen a beber, a pasárselo bien y a gastarse lo menos posible, que para eso son jóvenes y tienen poco dinero". A pesar de eso, asegura que "alguno hay que prueba fortuna".

El Bingo Malagueño lleva compartiendo muchas Ferias con la ciudad, tanto que incluso les pilló el traslado de Teatinos al actual Cortijo de Torres y reconoce que la experiencia concede pocas dudas y notan que "la cosa este año está floja". Martín se basa, además de en la gente que se acerca al negocio, en la afluencia de público que pasea por las calles del Cortijo de Torres y comenta que "solamente hay que darse una vuelta para ver que hay menos gente que otros años".

Adrián Martín se muestra levemente optimista, pese a la incertidumbre que ronda los bolsillos malagueños, y espera que la gente se anime estos días festivos, porque "esta semana larga es para disfrutarla y olvidarse de las penas y no hay mejor sitio que probar suerte en el ferial".

Asegura que "más de uno se ha llevado una sorpresa y ha salido del real más contento de como llegó" y que lo que se siente cuando premian a uno es una cosa inexplicable, especialmente en épocas duras como ésta porque "a la gente se le ilumina la cara". Insiste en que ellos están para hacer pasar un buen rato a la gente que va a divertirse y que les encanta que tanto malagueños como extranjeros puedan llevarse un buen poso de Málaga y de la Feria del Cortijo de Torres.

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