Crítica 'El rey tuerto'

Enemigo en casa

el rey tuerto. España, 2016. Dirección y guión: Marc Crehuet. Intérpretes: Alain Hernández, Miki Esparbé, Betsy Túnez, Ruth Llopis,.

Coincidieron ayer en sección oficial dos películas que bien podrían describir el estado de ánimo de la industria cinematográfica española: una, heredera directa de una obra de teatro, filmada en apenas espacios y producida por prácticamente la integridad de su equipo técnico; la otra, de historias paralelas, es decir, compuesta de varias tramas independientes (o cortos), lo que en diseño de producción equivale a poder rodar cada una de ellas separadamente cuando se pueda.

Y es que a falta de músculo industrial para sostener otro tipo de producciones, los creadores dieron su brazo a torcer desde hace varios años: encajonaron los proyectos más ambiciosos, y del trabajo realizado con la musiquilla de fondo sobre lo que se debe o no producir ("Hay que usar la imaginación más que nunca", "Dos personajes, un espacio, no hace falta más" y la favorita de un servidor: "El crowdfunding es el futuro"), se recogen ahora frutos puntuales. La buena noticia es que, a base de no poder ir más allá, parece que empezáramos a dominar ciertos géneros. La mala: no hay fecha prevista para levantar cabeza más allá de lo que digan un par de grupos de comunicación.

La primera de las dos películas presentadas, El rey tuerto, es una cinta excelentemente rodada e interpretada. La maestría en la fotografía de Xavi Giménez se deja notar en cada secuencia de unos interiores nada acogedores, sin apenas luz exterior, en los que toda la información llega a sus inquilinos a través de la televisión, y en la que apenas se mira por la ventana más que para vigilar. Sobre estos espacios se mueven unos actores en estado de gracia, destacando David (Alain Hernández) y Lydia (Betsy Túrnez), soberbios y verdaderos vértices de la trama.

La película, que se ve de principio a fin con mucho gusto, plantea dilemas no poco interesantes sobre los que, no obstante, incide mucho mejor desde la comedia que desde el drama; golpea más fuerte desde una cierta superficialidad que cuando trata de sentar cátedra declamando respuestas por boca de sus personajes. Pese a un final a todas luces innecesario, la apuesta es decidida y valiente en muchos aspectos. Respeto.

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