Se confirmaron los pronósticos, y Los días que vendrán logró la Biznaga de Oro. La virtual ganadora en todos los corrillos de crítica y acreditados. La película de Carlos Marques-Marcet venía con fecha de estreno debajo del brazo. Llegará a las pantallas el 28 de junio de la mano de Avalon. Lo deseable sería que fuese vista por mucho más público del que acudió a ver Las distancias, la flamante ganadora de 2018. Y si no es mucho pedir, que los académicos la tengan en cuenta a la hora de elegir las nominadas de los Goya 2020. Corrigiendo la inaceptable ausencia de la Biznaga de Oro pasada.

Termina la edición número 22 del Festival y tengo la sensación de que Málaga da más al cine español de lo que éste aporta a Málaga. Málaga se vuelca. Ofrece un escaparate ideal. Una maquinaria perfecta. Un equipo humano que se entrega en cuerpo y alma. Y unas instituciones que contribuyen con una potente inversión económica. El Ayuntamiento el primero. Con un alcalde, Francisco de la Torre, del PP, que tiene clarísima la apuesta.

Málaga ejerce de anfitriona intachable. Sus invitados son tratados con mimo. Los medios también. De ellos dependen los impactos mediáticos, estimados en la pasada edición en el equivalente a muchísimos millones de euros. Del enorme esfuerzo económico se aprovechan todas las secciones: cortos, documentales, Zona Zine, ciclos y actividades paralelas. ¿Pero qué pasa con la sección oficial? Nos da la impresión de que entre los títulos que decide promocionar Atresmedia y el cine independiente, apenas queda espacio para el resto. El regusto que queda es que Málaga, la novia, ha apostado con mucha más fuerza por la boda que el novio. ¡Y no sabe lo que se pierde este novio con demasiados pájaros en la cabeza!