Festival de Málaga

Bob Pop: “Quería contar mi historia, la de un maricón que se busca”

  • El escritor y ‘showman’ presentó la serie ‘Maricón perdido’ con el reparto en la sección Málaga Premiere

Bob Pop, Candela Peña y el resto del equipo de Bob Pop, este sábado, en Málaga.

Bob Pop, Candela Peña y el resto del equipo de Bob Pop, este sábado, en Málaga. / Álvaro Cabrera (Málaga)

Roberto Enríquez, Bob Pop, se ha desnudado por completo en una serie tan personal e intransferible que, desde el mismo título, es él: Maricón perdido, un “regalo” de uno de sus productores, Andreu Buenafuente –o mejor dicho, de su abuela–, y que explica “todo” lo que él “quería contar. Es decir, reformula algo que es un oprobio y lo convierte en una medalla. Es el encuentro de un maricón, que soy yo, que está perdido y se busca, así que es perfecto. Llevo toda la vida practicando para ser yo”, afirmó el escritor este sábado y showman en la presentación de la serie dentro de la sección Málaga Premiere del festival. Y lo de la abuela de Buenafuente, contó él mismo, es porque ella se refería siempre a uno de su pueblo, muy buena persona, que era “maricón perdido”.

Bob Pop, escoltado por los actores que le interpretan en su niñez y juventud, Gabriel Sánchez y Carlos González, y su madre, Candela Peña, fueron recibidos con aplausos en una multitudinaria rueda de prensa, con todos los posibles huecos del salón Rossini del Teatro Cervantes que permitía el protocolo covid ocupados.

La serie de seis capítulos de treinta minutos cada uno, está rodada con saltos en el tiempo, como ocurren las cosas en la cabeza de Bob Pop, bajo la dirección de Alejandro Marín. Es la primera incursión en la creación de series de ficción de TNT (WarnerMedia) y se emitirá el próximo julio.

Maricón perdido es una recreación de la vida del escritor, pero también es un chapuzón hasta lo más hondo en la identidad de un ser imperfecto, lleno de imaginación, que no se guarda nada en los pliegues: desde el acoso escolar de su infancia, a una violación, la difícil relación con su madre o la ausencia de su padre, “enterrado” por “un ajuste de cuentas personal”, explica Enríquez.

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