Cultura

Los "gitanos elegantes" vuelven al Lope de Vega

  • La galardonada 'Triana pura y pura' recuerda una fiesta memorable que acogió el teatro en 1983.

Los galardones obtenidos hasta el momento, el Premio Imagenera convocado por el Centro de Estudios Andaluces y la distinción al mejor documental nacional programado en el InEdit de Barcelona, pero también el componente sentimental que promete la historia que retrata, han hecho de Triana pura y pura uno de los títulos más esperados del SEFF. La proyección del filme (y la entrega del Premio Imagenera) será hoy a partir de las 21:00 en el Lope de Vega, precisamente el mismo recinto en el que se desarrolló, en 1983, el episodio que sirve de germen a este proyecto: la fiesta con la que los gitanos expulsados dos décadas antes de Triana celebraban la grandeza de su linaje y dejaban testimonio de una forma apasionada y festiva de entender el flamenco que pocas veces ocupa ya los teatros.

Ricardo Pachón, principal renovador del género gracias a sus trabajos como productor con Camarón, Lole y Manuel o Pata Negra, guardaba la grabación de aquella velada memorable y se la mostró al productor cinematográfico Gervasio Iglesias. "A los cinco minutos se me saltaban las lágrimas, no daba crédito", recuerda Iglesias sobre un material que le cautivó y que supo que tenía que convertir en película. Pachón, que dirige la cinta, sentía que se devolvía así la dignidad a un pueblo maltratado, cuyo indiscutible legado no se ha reconocido suficientemente. "Ese flamenco que hoy es conocido en todo el mundo se gestó en Triana en el siglo XIX", apunta Pachón sobre un mundo que conoció bien desde joven, cuando sus padres se mudaron "al primer bloque de pisos que se hizo en Los Remedios", y él veía desde la ventana de su casa la Cava de los Gitanos. Aquel estudiante de Derecho no pudo evitar la atracción por "aquellos gitanos tan elegantes" y se escapaba a los corrales de vecinos a disfrutar del arte de dinastías como los Vargas o los Montoya. "Allí siempre pasaba algo: que el niño se iba a la mili, pues se hacía una fiesta; que volvía, pues se hacía otra", rememora Pachón. Hasta que llegó, a principios de los 60, como la llama Matilde Coral, "la noche de los cristales rotos" para los gitanos: una diáspora por culpa de los intereses inmobiliarios hacia La Corchuela, Torreblanca o el Polígono de San Pablo, donde algunos de ellos acabarían en "casas de uralita sin agua ni urinarios". De aquella operación, Triana pura y pura recupera algunas fotografías inéditas hasta ahora que reflejan el dramatismo del momento.

Por las escenas de la película desfilan artistas de ayer y hoy que celebran los prodigios de esa gitanería: la inolvidable personalidad de El Titi, Tragapanes, Pepa La Calzona o Farruco conviven con los testimonios de Raimundo Amador, Manuel Molina, Matilde Coral o José Lérida. Triana pura y pura, que se estrenará en salas en enero, propone una mirada a una "estirpe indomable" que festejaba la vida a pesar de la adversidad. Pachón cree que en esa gala de 1983, "ese regalo que los viejos hicieron a Sevilla", se percibe otro modo de relacionarse. "En el flamenco de aquel tiempo todo el mundo participaba, la gente hasta se rompía la camisa. Era una comunicación circular, pero ahora en los teatros es frontal: a un lado está el artista, al otro el público, y así la magia del flamenco se difumina. Esa noche en el Lope de Vega fue distinto, muy especial: hubo mucha gente que se subió al escenario".

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