Cultura

Esas juergas dignas del videoclub

  • El cineclub Grotesco Palomitero celebra sus diez años de vida con un maratón que llevará 'zombies' y hombres lobo al Teatro Alameda.

Como el personaje de Rutger Hauer en Blade Runner, los espectadores del ciclo de Cine Grotesco Palomitero han visto cosas que la gente no creería: desde unos falsos Bud Spencer y Terence Hill peleándose hasta romperse el labio a unos metros de ellos hasta unos filetes de pollo disfrazados que analizaban en un vídeo la obra de David Cronenberg y la problemática de las babosas en las películas. En los preámbulos a las proyecciones -donde se entona siempre el Love Me Tender de Elvis, ídolo al que se rinde culto en la cita-, y en las proyecciones en sí, no hay espacio para el aburrimiento. Esta iniciativa que reivindica cintas de serie B y de terror, "con un sello muy de VHS, de esas películas que podrías haber encontrado en los estantes de un videoclub en los 80", reniega del respetuoso silencio que exigen otros cineclubes: aquí se fomenta el diálogo con los personajes, una catarsis en la que los asistentes dedican elogios habitualmente subidos de tono a la (o el) protagonista, avisan entre gritos de la entrada en acción del villano o insultan sin piedad al pardillo que asome por la pantalla. En este encuentro, afirman sus responsables, "no se viene a ver cine, sino a vivirlo".

A pesar de ese espíritu tan joven, el ciclo cumple 10 años, transcurridos entre la ya desaparecida Endanza y la sede actual, La Casa de Max (en la calle Álvaro de Bazán), curiosamente el mismo tiempo que lleva en la ciudad el Festival de Cine Europeo. El propio SEFF ha abierto sus puertas para celebrar la larga vida de este proyecto con un Maratón Grotesco Palomitero que se programa hoy en el Teatro Alameda. "Queríamos elegir para la ocasión películas que fueran representativas de nuestra historia", explica Paco Campano, uno de los fundadores de la propuesta junto con David Linde y Rubén Cucaracho Hernández. A las 20:00 se proyecta Dellamorte dellamore, extraña joya en la que tienen cabida "zombies motorizados, sexo en fosas comunes, cabezas parlantes y Rupert Everett"; a las 22:00 será el estreno de Cockneys vs. Zombies, la ganadora del premio del público en la anterior edición de la Semana del Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián; y a las 00:00 se rescata Leviatán, ficción protagonizada, nada menos, que por "Victoria Vera, Alice Cooper y un hombre lobo".

No es habitual que los espectadores de este ciclo en el que se siente pasión por la Hammer y por la Amicus, pero también por el cine hongkonés de los 70, sepan de antemano lo que van a encontrarse. Normalmente, se ofrecen justo antes de la sesión tres posibilidades y el público elige una de ellas. "Lo que sí planteamos es una línea temática. Si vamos a poner, por ejemplo, El hombre con rayos X en los ojos, buscamos otras películas sobre problemas de visión, aunque sea por culpa de las drogas", cuenta Campano, director del filme de culto local La furia de Mackenzie (protagonizado por otro de los fundadores del Grotesco Palomitero, Rubén Hernández). A veces acude un director invitado que defiende una película, una difícil prueba para un auditorio que se muestra inclemente hasta con clásicos como Suspiria, de Dario Argento. "Si la ven más seria de lo normal, preguntan a gritos: ¿Esto qué es, Bergman?", cuentan sobre una experiencia que tiene, dicen, mucho de "terapia" semanal. Las horas de interacción con la pantalla permiten "desbarrar" y olvidarse de la prudencia. "Somos muy incorrectos", apunta Linde, "pero no hay nada que vaya más allá del propósito de reírnos". De esa diversión han extraído no obstante algunas lecciones para la vida, como algunas frases memorables que los del ciclo han usado para ligar, como "tengo un osario en casa, ¿quieres verlo?". Ante una oferta tan inesperada, ¿quién tiene valor para resistirse?

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