Cultura

El milagro y su ambigüedad

  • La realizadora austriaca Jessica Hausner presenta 'Lourdes' en la Sección Oficial del certamen

“Ni sí ni no –contesta la realizadora austriaca Jessica Hausner cuando se le pregunta si cree en los milagros–. Creo en las curaciones milagrosas, pero no en su explicación religiosa. No creo que se deban a un ser superior bondadoso”.

La misma ambigüedad de la que hace gala en su respuesta es la que ha querido trasladar a Lourdes, película presentada hoy en el Sevilla Festival de Cine Europeo dentro de la Sección Oficial. Coproducción austrofrancoalemana, la cinta narra con no pocos toques de humor la historia de Christine (Sylvie Testud), una mujer afectada de esclerosis y postrada en una silla de ruedas que emprenderá camino al famoso santuario con la esperanza de encontrar la curación.

“Mi intención en principio era rodar un documental, pero luego cada vez me daba más cuenta de que acabaría siendo una película”, explica la directora sobre el proceso de gestación del filme, durante el que no encontró obstáculos por parte de la jerarquía eclesiástica para llevar a cabo el proyecto. “Quisieron saber de mi trayectoria y se dieron cuenta de que el enfoque era serio. Yo no quería reírme de Lourdes, sino contar una historia. Así que conseguimos los permisos y rodamos sin problemas ni restricciones”, explica la realizadora, autora de películas como Lovely Rita (2001) u Hotel (2004).

Una historia que, insiste, sólo puede abordarse desde la ambigüedad. “Sí, es lo que he querido reflejar –señala–. Mi intención era narrar el milagro, pero al adentrarme en él encontraba ambigüedad. Es una película crítica, pero el milagro existe y eso es lo que represento. Mantuve una larga conversación con el obispo encargado de Lourdes y le conté que la película sería sobre el milagro, pero desde esa perspectiva ambigua. Y le pareció bien. De hecho, en la propia Iglesia católica los milagros se miran con ambigüedad hasta que se decide si lo han sido o no”.

Ese mismo grado de ambivalencia define, o lo intenta, la propia posición de la directora frente al hecho que filma. “Me di cuenta de que es una situación muy triste –dice de los peregrinos que acuden a Lourdes–. Hay gente muy enferma con niveles de esperanza altísimos. Se curará quizás una entre un millón, así que en el propio milagro hay una gran injusticia. Pero la esperanza sigue ahí”.

“Llegue a pensar que era una situación humillante: gente a las puertas de la muerte pensando que se va a recuperar. Y eso puede ser algo positivo o negativo. Depende”, añade, reconociendo que, quizás, en el fondo de la cuestión gravita el miedo. “La primera vez que fui a Lourdes pensé en no rodar la película. Me pareció horrible, quizás porque había algo en mí que me decía que no querría encontrarme en esa situación. Y si me viera, también querría curarme”, comenta.

“La Iglesia católica y Lourdes nos dicen que Dios existe, pero en la vida real se experimentan sensaciones e ideas que al analizarlas se desmoronan. Al analizar el milagro de Lourdes hasta el último detalle, éste se desmorona. Aunque de alguna manera, existe”, concluye.

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