Crítica 'Pecado fatal'

Un drama con giros para todos los gustos

Pecado fatal. Portugal, 2013. 90 minutos. Dirección: Luis Diogo. Guión: Luis Diogo sobre su propio argumento. Fotografía: Pedro Farate. Música: Djwild y canciones originales de Daniela Galbin. Montaje: Luis Diogo y Francisco Costa. Intérpretes: Lara Barros Leitâo, Miguel Meira, Joâo Guimarâes, José Eduardo, Mónica Morado, Ángela Marques, Daniel Galbin, Sofía Príncipe, Fernando Soares, Marta Correia.

Nacido en Guinea Bissau, Luis Diogo creció en Portugal, cimentando su trabajo como escritor, productor y director. Pecado fatal es su primera película. En ella nos presenta una compleja historia de amor que transcurre en un bello lugar, Paços de Ferreira, al Norte de Portugal, distrito de Oporto. Todo empieza cuando Liliana, Lila, como la conoceremos después llega al lugar. Más tarde vemos como Nuno llama a la puerta de su vecino, José Ferreira, con el que no ha tenido el menor contacto personal y lo invita a almorzar en su casa.

Pero la sorpresa del relato la suscita Miguel que, drogado y a horas extemporáneas, llama a la puerta de la casa de Nuno y le pide que le permita entrar con una joven, que parece bebida, para pasar la noche con ella. Consumada la acción, Miguel se va y al oír Nuno los gemidos de la chica, se acerca al lecho y ella, inconsciente, le pide que permanezca a su lado. Cuando despierta ella no ha advertido que su pareja no es la misma y ocurre algo inesperado aunque placentero para Nuno. De este incidente del que el protagonista no le cuenta la verdad, surge una relación que, de momento, sólo queda en el arrendamiento de una habitación de la casa que a él le cuesta mantener. Pero el amor entre ellos resulta ya evidente.

La historia va siguiendo nuevos giros, previsibles unos e imprevisibles otros, que sirven al director, Luis Diogo, para mantener la atención del espectador. Pero la historia de amor, el relato puramente romántico, aparte de su frialdad en muchos de sus pasajes, adquiere a veces giros muy convencionales y si bien la trama complica sus variaciones, hay argumentos difícilmente sostenibles y concesiones demasiado sentimentales o melodramáticas que truncan muchas de las posibilidades del drama.

El último de estos argumentos se centra en la búsqueda de la verdadera madre de Lila, que un día la depositara en un contenedor de basuras. Unas pesquisas que conducen a lo que puede resultar lo más imprevisible o sorprendente del misterio que envuelve la historia y que acentúa lo más melodramático de la película, a la que el color local favorece ciertos matices atractivos de la puesta en escena.

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