Iberoamericano

El reflejo de la vida en Argentina

  • La película es la ópera prima de Gustavo Fernández Triviño, en la que el protagonista es Pablo Pinto · La trama provoca en el espectador el debate sobre la ética del personaje.

La película De martes a martes es un reflejo de la sociedad argentina en la actualidad, como manifestó ayer en la presentación de la cinta su protagonista, Pablo Pinto.

Narra la historia de un trabajador de una fábrica, obsesionado por la musculación, en la que es ninguneado y humillado por sus compañeros y por su jefe. Su sueño es dejar su empleo y ser el duelo de su propio gimnasio. Se trata de "un hombre silencioso, que no habla mucho, no se mete en líos, su preocupación es mantener a su familia", dice Pablo Pinto. Una película en la que de alguna forma hace plantear un debate sobre la ética del personaje, a veces oscuro y complicado, "se encierra en su caparazón, no tiene mucho contacto con la sociedad". Es un tipo reducido con doce horas de trabajo en la fábrica, que inicia todo con una hora de gimnasio, y a veces le dan trabajo de guarda. Pablo Pinto considera que la película recoge lo cotidiano y el entorno, "es una película que afecta y conecta".

El protagonista de De martes a martes se siente muy contexto por la llamada que le hizo Gustavo Fernández Triviño, director, para que se hiciera cargo del personaje. Llevaba 16 años intentando hacer la película, viendo cómo se le iban cerrando una y otra puerta, pero al final lo ha conseguido; en este tiempo hizo 50 películas, con lo cual le ha servido de mucho". "Le estoy agradecido a Gustavo, me llamó un día, quedamos en un bar y fue como un amor a primera vista", señala. Sabía que este guión era para él, "en 24 horas le llamé y quedamos". Hasta ese momento sólo había hecho algunos papeles secundarios, pero nunca de protagonista, "era mi oportunidad, lo estaba esperando". Pero tuvieron que pasar tres años hasta que la película fue una realidad. En ese tiempo "tenía que ganar 30 kilos de peso y llegar a los 120, e ir al gimnasio para conseguir musculatura, con mucha proteína, al final el entrenador quería invitarme a participar en un concurso de culturismo, pero no (sonríe). Ahora pesa 110 kilos.

Esta cinta, la ópera prima de Gustavo Fernández Triviño, es uno de los tres largometrajes argentinos que participan en la sección oficial a concurso del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva. Una película que refleja la vida actual de Argentina, donde "todos somos buenos hasta dejar de serlo", es el caso del personaje de la película.

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