Festival Cine Málaga

Hablar sin hablar

Hablar. Sección Oficial. España, 2014. Dirección: Joaquín Oristrell. Guión: Joaquín Oristrell y Cristina Rota Intérpretes: Sergio Peris Mencheta, Estefanía de los Santos, María Botto, Raúl Arévalo, Marta Etura, Juan Diego Botto, Astrid Jones, Dafnis Balduz, Mercedes Sampietro, Nur Levi, Miguel Ángel Muñoz, Carmen Balagué, Goya Toledo, Secun de la Rosa, Álex García, Antonio de la Torre, Melanie Olivares.

Lavapiés como metonimia de un país. Una visita guiada a través del plano secuencia, non stop (a la manera de las cocinas posmodernas o las tiendas chinas de barrio): es la propuesta de Hablar, la película de la sesión inaugural del Festival de Cine Español (que este año cumple la mayoría de edad). Joaquín Oristrell dirige a más de una veintena de actores que entran y salen y vuelven a entrar en la laberíntica secuencia que traza el barrio madrileño. Personajes que son perseguidos o enfrentan directamente la cámara, como el consparanoico de nuevo cuño; a él se le suman los demás, inmersos en la lucha por la vida y en situaciones donde pesa más la comedia que la tragedia. La radiografía social pasa por un tamiz crítico de manual, de un maniqueísmo que se antoja cansino e insuficiente. Se echa de menos la escala de grises en el mejor de los sentidos, algún dilema moral que incomode siquiera un poquito, más allá de la sátira antibanquera de Antonio de la Torre, recitando con guasa al gran Pepe da Rosa. Habida cuenta, además, de la teatralidad de la historia: su mayor acierto. Que le imprime un ritmo equilibrado y razonable de risas y emociones: pasamos en un segundo de la adicción onanista de Miguel Ángel Muñoz -impagable el diálogo con la estupefacta madre/matrona, interpretada por Carmen Balagué- a la mamá hambrienta con bebé lactante. Teatral es el espléndido cierre rapsoda a dos voces (las de Petra Martínez y Juan Margallo) no exento de metateatro, metacine y reflexiones en torno a la necesidad de la palabra, cuando adquiere sentido, de ser escuchada. Palabras no faltan en esta película. Es posible que subtemas tan relevantes -y concluyentes, para los personajes- como la comunicación y la empatía, sobrevuelen el metraje pero se revelen, con mayor intensidad, en las figuras mudas de apariencia culpable. Las que en Hablar, precisamente, no hablan.

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