Miguel Ferrari. Director

"No tiene sentido hacer una película si no es con la intención de emocionar"

  • El realizador presenta hoy en Territorio Latinoamericano su debut en el largometraje, 'Azul y no tan rosa', la primera película venezolana galardonada con un premio Goya

Cuando un director de cine decide hacer su primer largometraje, únicamente piensa en hacer historia si dispone de una vanidad a prueba de fuego. Pero el venezolano Miguel Ferrari hizo historia sin proponérselo con su debut en la larga distancia, Azul y no tan rosa, la primera producción venezolana galardonada con el Goya a la mejor película hispanoramericana. La distinción sucedió en la pasada edición de los premios y abrió a la cinta las puertas del mercado europeo a lo grande, después de haber cosechado un notable éxito en su país. Ferrari, actor de amplia filmografía y realizador de diversos cortometrajes, reunió un reparto encabezado por el actor malagueño Ignacio Montes y el venezolano Guillermo García para contar una historia que, todavía a estas alturas, parece poner a más de uno en guardia: la de un hombre que en la Caracas actual decide irse a vivir con otro, su amante, y que justo antes del traslado se ve obligado a hacerse cargo de su hijo, que se dispone a llegar desde España y al que no ve desde hace años.

Ferrari, que presentará la película junto a sus protagonistas hoy a las 21:15 en el Albéniz explicó ayer a Málaga Hoy que Azul y no tan rosa tuvo un recorrido "paradójico" en Venezuela: "Al principio muy poca gente apostó por la película. Los distribuidores miraron para otro lado por una cuestión de prejuicios y porque, en mi opinión, han perdido en gran medida la sintonía con el público. Al final se estrenó, estuvo ocho meses en cartel y fue vista por más de 600.000 espectadores, cuando las películas venezolanas más populares apenas logran reunir allá los 100.000. La película se hizo desde el más absoluto respeto, buscando la identificación con el espectador, y creo que el público lo agradeció. De alguna forma, Azul y no tan rosa ha abierto las puertas a otras películas venezolanas que han venido detrás, y el público se ha enamorado de ellas, ha comprendido que el cine venezolano no se ocupa únicamente de mostrar imágenes negativas, que también puede contar historias humanas. La película ha contribuido ha eliminar clichés que parecían muy firmes".

Corresponde preguntar a Ferrari, entonces, por la similitud que encuentra con la industria española en cuanta a la escasa sintonía de los distribuidores y los prejuicios del público hacia su propio cine: "Respecto a la distribución, es algo que no me extraña. Cuando se habla de estos asuntos únicamente se piensa en dinero y en beneficios, no se va al fondo de las cosas. Pero hay que tener claro que el arte no está reñido con lo comercial, ni tiene que ser aburrido. Lo que los espectadores quieren, ante todo, son buenas películas. Así que los productores y distribuidores deberían entender que los cineastas no trabajamos para los amigos. Hay que pensar en el ciudadano de a pie que decide comprar una entrada para vivir una fantasía durante dos horas. Me parece necesario y urgente reivindicar hoy una palabra como entretenimiento. Y esto es algo sobre lo que también debemos reflexionar los cineastas. No podemos vivir de espaldas a la calle, no tiene sentido hacer una película si no es con la verdadera intención de emocionar".

Azul y no tan rosa se estrenará en España el próximo 25 de abril con cuarenta copias, una distribución que Ferrari considera "nada desdeñable". Respecto a la posibilidad de que su película coseche en España el mismo éxito que en Venezuela, el realizador señala que ya ha tenido ocasión de presentar el filme en otros países como Canadá y Alemania y que en todos los casos "la acogida ha sido impresionante, con ovaciones y la gente puesta en pie. Eso es algo que me llena particularmente de orgullo. Yo trabajo con emociones, y creo que todos compartimos las mismas independientemente de donde hayamos nacido o de donde vivamos. El ser humano es igual en todo el mundo, y por eso, cuando en una película tratas emociones, estás utilizando un lenguaje universal". Ferrari considera también necesario seguir normalizando el tratamiento de la homosexualidad en la pantalla: "No creo que exista un cine gay, igual que no existe un cine heterosexual. Mi película la protagonizan dos personas que se aman, independientemente del sexo. En España, Almodóvar abrió mucho camino, pero cuando se aprobó el matrimonio homosexual salieron voces reaccionarias que todos creían extinguidas". Y a palabras necias...

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