El cielo nos ha abandonado y ni sacando a todos los santos se ha dignado a llover.

El cielo nos ha abandonado y ni sacando a todos los santos se ha dignado a llover.

Las guerras siguen con nosotros, al igual que la estupidez, la locura y la ambición de poder.

Dos hechos que diría que son de los de siempre, de esos que invariablemente hemos visto como normales.

Puede que los americanos piensen que su guerra sin sangre se entabla ya contra China o contra Putin.

Cuando oigo a los talibanes indicando que no se vengarán de nadie mi fe en ello es muy escasa.

Todo el deporte se ha convertido en un enorme espectáculo y negocio televisivo.

Para colgarse éxitos y medallas, el señor Pedro Sánchez es único, campeón mundial y olímpico.

Para encontrar certezas absolutas y respuestas sin discusión, ya tenemos a la clase política.