Parece increíble que haya dado a luz a dos hijos, Orson y Ava, pues, físicamente, está mejor que nunca. De paso en el Festival de Cine de su tierra, Paz Vega aprovechó ayer para presentar su nuevo trabajo, Triage, donde interpreta, nada más y nada menos, que a la mujer de un seductor como Colin Farrell. Un compañero hacia el que la intérprete sólo tuvo palabras de elogio durante una comparecencia en la que su auténtico esposo, Orson Salazar, no dejaba de fotografiarla mientras ella atendía a los medios de comunicación. Ambos forman una pareja envidiable que intenta pasar juntos el mayor tiempo posible.

-¿Qué tal ha resultado ese encuentro con Colin Farrell en esta historia?

-Bueno, él es maravilloso. Como actor tiene mucha vitalidad, es muy de verdad y muy cariñoso. Un rodaje, en función del director y del protagonista, puede ser una pesadilla o algo estupendo y, en su caso, llegaba y daba besos a todo el mundo: a las maquilladoras, al equipo…

-¿Le gusta contemplarse a sí misma en una sala de proyección?

-No. Nunca me veo. Una vez, como mucho. Incluso en Sevilla pienso meterme aunque sea en el baño (risas). Te aburres porque te conoces los diálogos y yo soy muy autocrítica. Siempre pienso que podía haber quedado mejor.

-Y lo de actuar en inglés, ¿cómo lo lleva?

-Afortunadamente, me siento muy bien. Estoy en ese punto en el que me vienen las palabras solas. Antes estaba insegura en las entrevistas, por ejemplo. Sé que siempre haré de española o de latina pero tampoco aspiro a interpretar a una americana.

-¿Se percibe diferente desde dentro la fiebre por los latinos en la gran pantalla residiendo en Estados Unidos? (Paz Vega vive en Los Ángeles)

-La minoría latina ya es allí una mayoría que, además, va al cine. No es que sea una moda sino que refleja una realidad y un tipo social. Aparte, también hay una amplia comunidad de franceses, rusos...

-Las figuras españolas que están allí, ¿suelen coincidir?

-Es difícil quedar. Aquélla es una ciudad dispersa y grande. Cada uno tiene su casa y, la mayoría de las películas, se hacen fuera. A veces sí nos reunimos. Antonio Banderas me invitó y conocí a Melanie…

-¿Y con Penélope Cruz? ¿Hay relación?

-Hombre, la conozco pero no quedamos para salir todos los días.

-¿No son competencia una de la otra?

-No. Ella es estupenda pero tiene su mercado, sus ofertas y yo las mías. Por esa regla, todas las latinas seríamos competencia. En Hollywood existe tanto mercado que no se da la circunstancia.

-¿Con qué figura le gustaría coincidir en algún trabajo?

-¡Uf! ¡Hay tanta gente! (Piensa) Con Meryl Streep me encantaría. O con Anthony Hopkins. Me apasiona la gente que tiene mucho vivido. Con Christopher Lee, en Triage, ha sido un honor importante.

-Situarse en el puesto privilegiado del que ahora disfruta, ¿le provoca alguna emoción especial?

-Esto no ha surgido de repente. No me ha tocado la lotería. Cada título es un día de esfuerzo, de exponerte a la crítica…

-¿Cree que en nuestro país se juzga demasiado a los que triunfan?

-En España se critica todo y se está deseando ver los defectos. Es así. Somos españoles. A mí me da alegría comprobar que a la gente le va bien pero aquí se echa tierra sobre nuestro propio tejado.

-¿Le gustaría volver a trabajar en España?

-Me gustaría que me llamaran, mis puertas están abiertas. Pero la verdad es que no me llaman ni mucho ni poco, nada. A lo mejor es que se piensan que como vivo fuera me costaría trabajar en España; pero venir a mi país y mi ciudad siempre es un motivo de alegría.

-El hecho de tener niños, ¿condiciona la elección de sus papeles igual que sí les pasa a otros artistas?

-A mí no. Soy actriz y soy madre. Esto no es ética, moral ni religión. Con hijos o no, soy la misma. Si un guión tiene carácter más sexual, lo haré con gusto. El desnudo y el sexo son naturales. Lo que los enturbia son los ojos de quienes lo miran.