Blanca Marsillach. Actriz

"Hacer realidad el sueño de otros me hace sentir maga"

  • La hija de Adolfo Marsillach ha conseguido unir sus dos grandes pasiones, la interpretación y la filantropía, en su gran proyecto de vida: el teatro social.

Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?, obra emblemática de Adolfo Marsillach, se estrenó en enero de 1981 en el madrileño Teatro de la Comedia. Desde entonces, la historia se ha subido a las tablas en distintas ocasiones, incluso ha sido adaptada al cine, concretamente en 1992, dirigida por José Sacristán. Pero ayer se estrenó el que probablemente sea su remake más nostálgico y especial, el de la hija del autor dramático, Blanca Marsillach. La actriz y productora está feliz y entusiasmada tras ver en escena este proyecto en el que durante un lustro ha puesto todo su esfuerzo y cariño. Además de su pasión por la interpretación, Blanca Marsillach siempre ha destacado por su incesante labor filantrópica.

Y qué mejor que unir sus dos grandes pasiones en un único proyecto de vida. Así, la intérprete creó en 2003 su propia productora de teatro social, Varela Producciones, y lo hizo con una filosofía clara: mejorar la sociedad gracias al teatro. Junto a la Fundación Repsol dio el paso definitivo hacia la integración total de personas con distintas capacidades al mundo del teatro y de ahí nace Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?. El objetivo lo define a la perfección la propia intérprete: "El arte es un medio para conseguir la normalización de las personas con distintas capacidades, favoreciendo el desarrollo de habilidades psicomotrices, sociales y el pensamiento creativo".

-¿Sensaciones?

-Muy buenas. Soy la impulsora de este proyecto, hemos trabajado mucho y es como llegar a la meta después de cinco años. Estoy feliz del trabajo profesional que han hecho las personas que participan en esta obra, son gente con una vocación muy clara.

-¿Qué es lo que más le entusiasma?

-Por un lado, ver las ganas de los actores, y por otro la respuesta de los medios ante un proyecto tan bonito y su apoyo al trabajo de Varela Producciones.

-Lleva a las tablas un proyecto que le enamora pero que además es una de las obras emblemáticas de su padre. ¿Se puede decir que se ha quitado una espinita?

-(Piensa). Sí, se puede decir que sí. Me la he quitado porque aunque yo no actúo en la obra, me encanta haberla adaptado al teatro social y que la defiendan de forma excepcional actores con diferentes capacidades.

-¿Qué le ha enseñado trabajar tan cerca del mundo de la discapacidad?

-Humildad.

-¿Hasta qué punto es aconsejable esta experiencia?

-Entiendes mejor qué significa la gratitud, la pasión, la vitalidad, la esperanza...

-¿Qué tiene el teatro que engancha tanto y de forma apasionada a los actores?

-El aplauso. Éste marca las palpitaciones del público y las fusiona con las tuyas como actor. Al final todo se convierte en un único corazón y eso es precioso.

-¿Y no le pica el gusanillo mediático de la televisión?

-Sí. Algún proyecto hay pero no te lo puedo contar (ríe).

-Lo cierto es que ha aparcado un poco su faceta de actriz para centrarse en su labor social. ¿Qué es lo que más le motiva e ilusiona?

-No me canso de defender los sueños, defiendo una causa no una carrera o un individuo. Integrar a la gente que a veces se siente abandonada por la sociedad es la razón por la que lucho. Dar esa primera oportunidad, la que me gustaría que hubiesen dado a mí, y ayudar a los demás me hace sentir maga.

-¿El apellido pesa para esa primera oportunidad?

-El apellido pesa o deja de hacerlo si se trata de esa primera oportunidad, créeme.

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