Familia real noruega

Mette-Marit reaparece feliz junto a su marido

  • La esposa de Haakon de Noruega asiste sonriente y relajada a una cena de gala más de un mes después de su última aparición pública.

La princesa, sonriente y tranquila de la mano de su esposo, el heredero al trono Haakon.

La princesa, sonriente y tranquila de la mano de su esposo, el heredero al trono Haakon. / Gtres

“Creo que la vida se trata, en cierta medida, de aprender a vivir con inseguridad e incertidumbre. También lo será para mí. Tengo que aprender a vivir con la incertidumbre. Pero soy muy optimista y muy feliz por tener personas tan talentosas a mi alrededor. Elijo informar sobre esto ahora, entre otras cosas, porque en el futuro será necesario tener períodos sin programas oficiales”. La princesa Mette-Marit, la de los excesos de juventud, la que cambió las normas en las casas reales europeas al aportar un hijo al matrimonio con el heredero al trono de Noruega, sufre una enfermedad crónica. Una fibrosis pulmonar.A sus 45 años, tras permanecer en primavera unas semanas de baja por una operación para paliar el síndrome de los huesos de cristal, tras idas y venidas muchas veces injustificadas, ahora su pueblo, el mundo entero, la mira de distinta forma. “He estado luchando con problemas de salud desde hace algunos años. En los últimos tiempos, las crisis han sido más pronunciadas. Esto significa que hemos pasado por un proceso bastante largo para conocer más sobre lo que padezco. Ahora empezamos a obtener algunas respuestas”.La casa real noruega decidió lanzar este comunicado el jueves para acallar rumores. Cada vez resultaba más extraño que la agenda de Mette-Marit permaneciera vacía semana sí y otra también. En los últimos actos, Haakon aparecía solo. Y siempre respondía con un lacónico “bien” a las preguntas, cada vez más incesantes, sobre el estado de salud de su esposa. Pues no, no estaba bien. Ahora se sabe.Desaparecida del mapa desde el pasado 13 de septiembre, la princesa reapareció la noche del jueves en una cena de gala. Apenas unas horas después del comunicado oficial sobre su enfermedad, de que por fin despertara algo de empatía en un pueblo que, si bien la ha aceptado, nunca se ha volcado con ella, la próxima reina de los fiordos abandonó su retiro para, de algún modo, apaciguar las alarmas disparadas el día anterior. Con un vestido negro poco favorecedor, de la mano de su marido, se dejó ver sonriente, aparentemente feliz y con aspecto saludable. Mette-Marit eligió para la ocasión la tiara y conjunto de amatistas que el rey Harald adquirió en los años 90 para regalárselo a su esposa, la reina Sonia.Una imagen, la del jueves por la noche, que probablemente cada vez será más difícil de captar, porque todo hace indicar que las apariciones públicas de Mette-Marit serán más que contadas. Pero la princesa de Noruega debe cuidarse, por su salud.

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