París es uno de los escenarios de moda más glamourosos del mundo. Sobre su pasarela desfilan los miembros oficiales de la alta costura internacional, que desde ayer y hasta el próximo jueves harán las delicias de los amantes de la moda en todo el planeta.

Christian Dior, Giorgio Armani Privé, Alexis Mabille, Givenchy, Chanel, Elie Saab, Jean Paul Gaultier o Valentino, junto a otras casas de moda más pequeñas, pero no menos importantes, como Frank Sorbier, Adeline André o Stephane Rolland. La Fashion Week francesa presentará las tendencias otoño-invierno de alta costura para la temporada 2010-2011; referente de todo evento social que se precie y alfombras rojas de las celebrities, que por mucha haute couture que sea siempre sacan alguna que otra idea de los desfiles más exclusivos que París acoge durante toda esta semana.

Un despliegue de lujo, finos bordados, plumas, drapeados, metros de tules, sedas y encajes, que a pesar de la crisis siempre acaban dejando perplejos con sus colecciones de lujo a los aficionados más exquisitos, clientes más acaudalados, críticos más castizos y periodistas expertos Cada vez son menos las firmas que se atreven a presentar sus propuestas de alta costura, apenas una decena tienen presencia esta semana en París.

Christian Josse fue el encargado de abrir esta pasarela de lujo en la mañana del lunes, donde presentó sus suntuosos vestidos, con cinturas y bustos acentuados y voluptuosos hombros, hechos de seda, suaves terciopelos, organzas y muselinas. Un trabajo fino, que sin abandonar la pedrería, los brocados y la pluma de avestruz, se decantó por los tonos damasco, púrpura, gris ahumado y negro. El modista francés dio fe del talento de los diseñadores más tímidos con unos diseños mimosos, por el efecto del terciopelo, románticos y muy femeninos.