Opinión | A TIZA

Vamos a tontos

Pedro Sánchez responde a Pablo Casado en la sesión de control del Congreso.

Pedro Sánchez responde a Pablo Casado en la sesión de control del Congreso. / EFE

La verdad es que ya me importa un comino si Sánchez, Cifuentes, Casado, Montón... tienen un máster o no. Lo que me preocupa es que nuestros políticos piensen que somos idiotas; que están gobernando a una partida de imbéciles sin información ni estudios, “siempre se cree el ladrón que todos son de su misma condición”.Llego a comprender que antes de la existencia de internet pudieran “manipular” a los ciudadanos, que también les era complicado. Pero después de la era digital, la era de las redes sociales, la inmediatez en masa de las noticias y los móviles grabando al segundo, la desfachatez ronda el delito.Nos pretenden vender una burra cuando es asno lo que reluce, castigado al rincón con dos orejas bien grandes sobre la cabeza. Nos gobiernan con decretos tuits que son auténticos escándalos públicos, aunque este delito haya desaparecido. Quien deroga la ley hace la trampa. Y en esta trampa van a caer nuestros jóvenes. Educados en la mentira de los que mandan, más valdría el silencio de otras épocas que la falsedad a gritos de este presente que los confunde.Ministros que duran menos que “dos peces de hielo en un whisky on the rocks”, decisiones que se anulan en horas como una factura mal hecha, YouTube lleno de declaraciones que se contradicen saliendo de la misma boca en cuestión de meses, la vergüenza hecha ciscos en un país que se parte en dos.A mí ya empieza a darme igual, la apatía política me envuelve como una depresión de la que solo se sale con un sobre esfuerzo.¿Mañana quién vendrá? Seguro que es alguno de los que bueno te hará. Porque en cuestión de políticos va quedando claro que lo mejor no está por venir. Existen unas leyes sobre el fin de inteligencia que se van cumpliendo, las escribió Pino Aprile en su Teoría del imbécil y no se equivocó. “El imbécil sobrevive. El genio se extingue. Nuestra especie persiguió la inteligencia para asegurarse el futuro, pero el cuerpo humano no pudo soportar el espantoso crecimiento cerebral”.Empiezo a estar convencida de que el hombre moderno se encamina a la tontura y también se cumple el Principio de Peter que reza así: “En cualquier jerarquía, toda persona tiende a ser ascendida, hasta alcanzar su nivel óptimo de incompetencia, por tanto, todo cargo está destinado a terminar en manos de un incapaz.”Y así andamos, Peter.

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