Es en septiembre, cuando culmina la vendimia, el momento de rendir tributo a este fruto. En El Borge, se transforma en dulces pasas que las familias secan al sol. Un trabajo artesanal que ha pasado de padres a hijos y cuya tradición se vislumbra desde la carretera que sube hacia la Villa desde Rincón de la Victoria. Cientos de paseros llenan el paisaje y se convierten en el germen de la popular fiesta. Luego tocará recolectarla, cortarlas, picarlas y desgranar los, racimos que llegarán al mercado.

Cada vez más visitantes aprovechan el Día de la Pasa para plasmar las imágenes de los paseros caminando por las encaladas y estrechas calles de la villa axárquica. En la plaza se muestran las artes de la recolección y labranza como el cribado o la pisa de la uva. Y es que como recordó el alcalde, Salvador Fernández (PSOE) este cultivo tiene una gran importancia para la economía de la comarca ya que más de 3.000 familias se dedican a este cultivo.

También destacó el valor que tiene la vid “para la sostenibilidad y el medio ambiente, dado que las técnicas siguen siendo artesanales y contribuyendo al equilibrio del sistema”. “Es un producto agrícola artesano, ecológico, muy saludable y de excelente calidad”, destacó el regidor quien aprovechó para insistir en la reivindicación de un mercado y un precio justo para el mismo que llegue al agricultor. También demandó al Gobierno central que dé marcha atrás al recorte previsto de las ayudas a este sector, y se refirió a la reciente propuesta para que la uva pasa sea Patrimonio Inmaterial Alimentario de la Humanidad.