Industria

Diversificación y sostenibilidad en la biomasa de Ence en Huelva

Restos de una plantación de maíz para ser recogidos y utilizados en una planta de biomasa.

Restos de una plantación de maíz para ser recogidos y utilizados en una planta de biomasa.

La generación con biomasa es uno de los ejemplos más claros del desarrollo y la aplicación de la economía circular, realizando una doble labor: producir una energía limpia, renovable y gestionable, y, además, recuperar restos de origen vegetal, como los agrícolas y forestales, evitando una mala gestión de los mismos, como la quema o el abandono en espacios naturales.

Ence, que genera energía renovable en su complejo de Huelva, ha realizado una importante labor de I+D para que sus instalaciones sean capaces de valorizar una gran variedad de tipos de biomasa, permitiendo dar cobertura tanto a cultivos agrícolas y frutales, como a viñedos, olivares, y otras actividades relacionadas con el campo. Esto permite que sus plantas sean capaces de mantener la actividad y generar energía de manera continua durante todo el año, independientemente de la periodicidad tradicional de las cosechas en este sector primario, optimizando su eficiencia energética.

Así, las plantas de energía renovable de Ence valorizaron el pasado año un total de 1,8 millones de toneladas de biomasa. Esta operación de suministro de restos vegetales a las plantas supuso la distribución de más de 57 millones de euros, que se repartieron íntegramente en el entorno de las plantas de Ence, en el medio rural.

Esta biomasa procede del ámbito agrícola (en un 34,8%), como son la paja de maíz y la paja de diversos cereales, o las matas de cultivos como el algodón, la frambuesa y el arándano, y la mata del tomate. Ence también recoge y valoriza podas y restos de árboles frutales, así como cepas de viñas y sarmiento, procedentes de viñedos cercanos a sus plantas. El olivar es otra de las fuentes de biomasa, del que son valorizados podas y hojas del olivo.

Restos vegetales de un olivar dispuestos para ser utilizados en una planta de biomasa. Restos vegetales de un olivar dispuestos para ser utilizados en una planta de biomasa.

Restos vegetales de un olivar dispuestos para ser utilizados en una planta de biomasa.

Otra parte de la biomasa que valoriza Ence procede del ámbito de la industria agroforestal (21,1%). Aquí se encuentran el orujillo resultante del proceso de extracción del aceite de oliva, hueso de aceituna, raspón de uva, cáscara de almendra, cáscara de arroz, granulado de corcho o serrín vegetal, entre otros. El restante 44,1 % procede del medio forestal: restos de cortas, cortezas y leñas forestales.

El Proyecto Orujillo es un ejemplo del empeño de Ence: emplear un residuo de origen agrícola (en este caso tras su procesado industrial para la fabricación de aceite) para la producción de energía. El orujillo es un material que requiere una gestión compleja y supone un importante reto ambiental, por lo que la solución que ofrece Ence para su valorización ha sido muy bien acogida por el sector como respuesta a dicho reto. A lo largo de 2020, Ence movilizó para su aprovechamiento energético 366.841 toneladas de orujillo.

Exigencias de la Unión Europea

La sostenibilidad de la biomasa que valoriza energéticamente en sus instalaciones es un factor prioritario para Ence, un aspecto en el que la compañía, como líder nacional en la generación renovable con esta tecnología, es pionera y referente. De hecho, Ence se ha convertido en la primera empresa de Europa en iniciar el proceso de certificación de la sostenibilidad de la biomasa que consume en todas sus instalaciones, mediante el esquema de verificación SURE. Esta herramienta tiene como objetivo asegurar el cumplimiento de las exigencias de la Directiva de Energías Renovables (UE) 2018/2001 (REDII).

Esta normativa europea establece diversos criterios que deben cumplir todas las biomasas empleadas en el sector de la bioenergía, enfocados a garantizar su sostenibilidad, un correcto balance de masas, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la eficiencia energética.

La planta de la compañía en Mérida ha sido la primera instalación del grupo en completar la auditoría, a la que se ha sumado también la biofábrica de Ence en Pontevedra. Se espera que a lo largo de este año se complete esta verificación igualmente en las plantas de generación de Andalucía.

No es la primera vez que Ence presume de situarse a la vanguardia y convertirse en una compañía pionera en la sostenibilidad de la biomasa que gestiona. En 2017, Ence ya fue referente con su Decálogo para la Sostenibilidad de la Biomasa como Combustible, una iniciativa precursora en la empresa española, puesta en marcha para garantizar una total sostenibilidad en la utilización de la biomasa y el cuidado del medio ambiente en su aprovechamiento como fuente de energía.

Finalmente, la actividad de generación renovable con biomasa supone una fuente de empleo y riqueza en el medio rural. Constituye una aportación de riqueza para agricultores, autónomos y pequeñas empresas asociadas de servicios y transporte, que supone, a su vez, la creación y sostenimiento de puestos de trabajo, y la lucha contra la España vaciada. Así, Ence trabajó durante el pasado año con un total de 220 suministradores, y ejecutó directamente casi 1.400 operaciones de recogida, trituración y carga, entre forestales y agrícolas.

Ence genera electricidad renovable en ocho plantas de generación independientes: tres en Huelva, dos en la provincia de Ciudad Real, una en Córdoba, una en Mérida y una en Jaén. Se trata de plantas de generación que se alimentan exclusivamente de restos de origen agroforestal. A estos 253 MW de generación de energía renovable independiente se añaden también 112 MW de cogeneración sostenible derivados del proceso de producción de celulosa en las biofábricas de Navia y Pontevedra.

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