Quique Cubero | Guitarrista y cantante de Los Hermanos Cubero

"Nunca pensamos que fuéramos a gustar a la gente del 'indie' o a los modernos"

  • Punto y aparte en el punto final: Los Hermanos Cubero presentan 'Quique dibuja la tristeza' en la tercera y última jornada del festival Nocturama

Quique y Roberto Cubero, en el centro de la formación de cuarteto de Los Hermanos Cubero.

Quique y Roberto Cubero, en el centro de la formación de cuarteto de Los Hermanos Cubero.

Una mezcla singular de música tradicional castellana y bluegrass sirvió a Los Hermanos Cubero para llamar la atención, y cómo, con Cordaineros de la Alcarria (2010), primer capítulo de una discografía que, de forma inopinada, fue sumando adeptos con Flor de canciones (2013) y Arte y orgullo (2016) entre audiencias a las que el dúo ni sospechaba dirigirse. El mismo año en que aparecía ese tercer álbum la tragedia se cernía sobre ellos: Quique Cubero perdía a su esposa víctima de la enfermedad. Del duelo nació Quique dibuja la tristeza, un disco emocionante, hermoso, fabuloso en definitiva, que este sábado interpretan en la tercera y última jornada del festival Nocturama.

-¿De dónde vienen Los Hermanos Cubero?

-Pues de la Alcarria. Bueno, llevamos un montón de años en esto. Desde que aprendimos a tocar los instrumentos lo hacemos juntos. Aprendimos tocando música country y bluegrass, pero también escuchábamos la música tradicional de la Alcarria, allá por el principio de los 90. Y en casa, con esa técnica que aprendimos del bluegrass y del country, tocábamos música tradicional. Lo que veníamos haciendo de forma familiar, de andar por casa, lo pusimos en limpio en 2009 para tocar de cara al público. Nos presentamos al Concurso de nueva canción de folklore Agapito Marazuela, que organiza la Ronda Segoviana y el Ayuntamiento de Valverde del Majano, y lo ganamos. El premio consistía en la grabación de un disco y la edición de una pocas copias. Ése fue el punto de partida.

-En Cordaineros de la Alcarria ya tenían bien definido ese estilo, mezcla de música tradicional castellana y norteamericana. ¿Cómo llegaron hasta ahí? ¿Tenían experiencia en otras bandas?

-No. Me parece que me compré mi primera guitarra en el 93, aunque ya llevaba un par de años trasteando. Mis hermanos y yo, tanto Roberto, que ahora toca la mandolina en Los Hermanos Cubero, como Ernesto, que entonces tocaba la harmónica, la guitarra y el banjo, habíamos estado tocando juntos desde siempre. A finales de los 90 comenzamos a movernos como RC Brothers, un grupo de bluegrass. En el 96 nos mudamos de Guadalajara a la provincia de Barcelona y aquí continuamos con ese formato y añadimos una cuarta persona al contrabajo. Desde el 98 al 2008 estuvimos activos como banda de bluegrass. Hicimos algunos temas propios, pero la mayor parte del repertorio eran standards del género. Y tocamos bastante por aquí, también en Madrid, en varios festivales franceses... O sea, que como grupo, aunque fuera a un nivel más pequeño, funcionábamos bien.

-¿Y el tercer hermano, Ernesto, se arrepintió de dejarlo?

-No, jajaja... En absoluto. Al contrario, creo que se alegra. El tenía otras inquietudes artísticas. Es dibujante y no le dedicaba tanto tiempo al instrumento. Además, sus gustos musicales no están tan encaminados a la tradición castellana como las nuestras. A él le gustan más el country y el bluegrass y no estaba tan inclinado a experimentar con este tipo de mezclas, a tocar una jota, un romance o lo que sea. Así que creo que se alegra de haberse retirado a tiempo. Si no, ahora no estaría dibujando tanto.

-Y en un tiempo tan convulso como el que se vive en Cataluña, ¿cómo se lleva lo de defender allí la música tradicional castellana?

-Bueno, es que ese tiempo tan convulso al que se refiere... En realidad esa apreciación la tienen quienes están fuera, porque la verdad es que no son tiempos tan convulsos. Quiero decir, que lo que se muestra en los medios de comunicación en general, como si aquí estuviéramos a bofetada limpia, en realidad no es así. Nosotros vinimos en el año 96, sin hablar catalán ninguno, y nos sentimos perfectamente integrados. Nos han tratado muy bien. Siempre puedes encontrarte con un tontaina, pero como también te lo puedes encontrar allí. No hay esa sensación que se transmite en los medios. Eso no está en la calle, no se ve esa especie de choque. Y cuando hemos tocado aquí la acogida ha sido muy buena. Hay que tener en cuenta que es una tierra de inmigrantes, como nosotros mismos, y hay mucha gente que escucha esa música castellana o le suena, porque aunque ellos hayan nacido aquí, sus abuelos o sus padres les han puesto alguna vez un disco. De alguna manera, tienen ecos en su memoria de esta música. La recepción ha sido muy buena. De hecho, tocamos bastante Barcelona.

-No es que quiera esquivar las piedras sobre mi tejado, pero me parece que esa sensación nos está llegando más por las redes sociales que por la totalidad de medios convencionales...

-Desde mi punto de vista, la responsabilidad primera y principal es de los políticos, tanto de los catalanes como de los del Gobierno central, que han promovido esta situación. A ambos lados les resulta ventajoso que haya esa sensación. Luego los medios se hacen eco de lo que pasa en la política y las redes sociales. Bueno, las redes sociales... En un medio puede haber un periodista mejor o peor, más inclinado a un bando o a otro, pero no deja de ser un periodista, un profesional. En las redes sociales escribe cualquiera. Cualquier descerebrado pone lo que sea. Cuando el medio profesional, periodístico, se hace eco de lo que un tarado ha puesto en Twitter, hace crecer la bola. Pero la responsabilidad primera, repito, es de los políticos que o no han sabido gestionar o han gestionado de esta manera porque obtienen réditos.

-Abrir Cordaineros de la Alcarria con un instrumental como Jota para Bill Monroe, en alusión al legendario músico de bluegrass de Kentucky, fue ya toda una declaración de intenciones...

-Jajaja... Sí, de hecho ese tema lo compuso Roberto tres o cuatro años antes de grabar el disco. O sea, que las ideas ya las teníamos, lo que nos faltaba era ponerlas en limpio. Pero sí, es una gran declaración de intenciones, porque aúna precisamente todo lo que nos caracteriza: es una jota, está dedicada a Bill Monroe porque el estilo del toque de la mandolina es una especie de imitación de su sonido, el acompañamiento de guitarra también se ciñe a ese estilo de bluegrass... No es un ritmo de jota en sí, quizás porque los bailadores dirían que no se puede bailar, pero está muy cercano. Es uno de los temas de ese disco que sienta las bases de nuestro sonido.

Los Hermanos Cubero. Los Hermanos Cubero.

Los Hermanos Cubero.

-Resulta divertido que siendo un grupo folk, como decía otra canción de ese disco, Hagamos algo de ruido, pronosticaran que iban a gustar "hasta a los modernos de Madrid". Al final gustaron a los modernos de Barcelona y han acabado grabando para El Segell, el sello del Primavera Sound...

-Jajaja... Eso fue un guiño o, como diría Roberto, un vacile. A Roberto le gusta mucho el hip hop y está muy cercano a ese tipo de vaciles. Como artista y como músico, lo que quieres es que te escuche la mayor cantidad de gente posible y no cerrarte ni encorsetarte en ningún estilo, pero en realidad nuestras perspectivas eran de estar relacionados con el circuito del folk, o quizás entre el folk y la americana o el folk y el country. Nunca pensamos que fuéramos a gustar a la gente del indie o a los modernos, dicho así en general. Así que fue un vacile que al final se hizo realidad. Pero no era para nada nuestra intención.

-¿Les sorprendió entonces el recibimiento que tuvo su propuesta entre el público pop?

-Sí, mucho. Nos empezamos un poco a dar cuenta de esto con el segundo trabajo que editamos, un EP que publicó Carajillo Records y que tuvo cierta repercusión entre un público que quizás no esperábamos. Es un sello con público muy concreto dentro del rock'n'roll y del rockabilly y resultó que llegamos a una gente que no esperábamos. Pero sobre todo fue a partir del tercer trabajo, nuestro segundo disco largo, Flor de canciones, cuando empezamos a tocar en sitios que no sospechábamos, en el BAM de Barcelona y en otros festivales. Nos sorprendió, sí, pero cuando ves la reacción de la gente, cuando hablas con el público y comentas la jugada, te das cuenta de lo que decía antes: que muchos oyentes centrados en otros estilos tienen ahí un bagaje, unas resonancias de otras músicas que conocieron por sus padres o sus abuelos que reconocen en la nuestra. Pero no con esa pátina que ha tenido el folk hasta hace poco, de cosa rancia, casposa, sino que ven algo más asequible, más llevadero. Así que con Flor de canciones sí que nos sorprendió que nos llamaran desde determinados sitios, pero luego cuando hablas con el personal dices "joder, si es que es normal".

-Es sintomático. En el momento en el que aparecieron resultaba bastante inusual encontrar propuestas españolas de raigambre folk infiltradas en el pop. Se me viene a la cabeza, por ejemplo, Las Buenas Noches, más tarde Lorena Álvarez, pero pocos ejemplos más. ¿Por qué cree que la escena pop española ha sido durante tanto tiempo ajena a sus raíces? ¿Va por épocas?

-No sabría decir, porque sigo considerando que no estamos en la escena del pop, que nuestra obra no tiene esa intención. El hecho de que gustemos a determinada gente que sigue la música pop o la música moderna no quiere decir que a nosotros nos influya. Es algo que ha llegado casi por casualidad. A nivel personal yo me sigo considerando fuera del pop, es algo que ni siquiera me interesa, estoy en otra onda. Nuestra idea no era trascender dentro de la música pop, indie o como lo quiera llamar. Mirábamos a la escena folk. Pero luego hay otra cosa también... Todas estas músicas...

-Todas esas músicas, el country, el bluegrass, están en el ADN de cierto sector de oyentes de música pop aun cuando no lo sepan. ¿Es eso?

-Claro. Roberto siempre pone el mismo ejemplo: cuando éramos niños en los 80 la televisión estaba llena de música country con películas y series como El equipo A o El sheriff chiflado. Aunque no lo queramos admitir, era música realmente popular. Como dice Fernando Íñiguez, de Radio3, este tipo de músicas son músicas minorizadas. No conozco al grupo que mencionaba antes, ni había oído hablar de ellos, pero estoy seguro de que hay muchos más haciendo cosas parecidas y superinteresantes, aunque no tienen repercusión porque los medios y el propio público pasa de eso. Si te fijas en concreto en el ámbito que nos es más cercano, el circuito del folk castellano, del más moderno al más tradicional, hay un montón de propuestas de gente joven haciendo cosas interesantísimas que no tienen repercusión, que no salen en los medios y que no están en Radio3, como hemos estado nosotros, ni están en determinados festivales. Son músicas minorizadas.

-Entiendo toda esa afición por la música de la Alcarria, ¿pero de dónde viene la afición por el country el el bluegrass?

-Jajaja... Pues fue escuchando la radio: Manolo Fernández y su Toma Uno en Radio3, Luis Cuevas con La diligencia en Cadena 100... Ahí fue donde empezamos a escuchar música country. En aquellos años no era tan fácil, no era poner algo en Internet y ya, no. Era lo que escuchabas en la radio. Buscabas en las tiendas los discos que ponían esos locutores.

Clip Los Hermanos Cubero 'Lo que ni yo soñara'

-Tengo la sensación de que en Quique dibuja la tristeza hay un cierto cambio de sonoridad. De ser así, ¿vino motivado por la temática?

-Sí, efectivamente hay un cierto cambio y precisamente ésa era una de las razones por las que yo no estaba muy convencido de editarlo como disco de Los Hermanos Cubero. Cuando me puse a escribir esas canciones fue como una necesidad personal de poner en limpio lo que me estaba pasando por la cabeza. Empecé a hacerlas con la libertad total de pensar que eran para mí, así que, efectivamente hay un cambio estilístico, pero más por esa razón, por el hecho de pensar que no iba a ser un disco de Los Hermanos Cubero, que por la temática. Cuando le iba enseñando a Roberto las canciones que iba haciendo, compartiendo ese momento duro, me decía que eran buenas y que podíamos hacer un disco con ellas. La idea de hacer el disco como un cuarteto, con el violín y el contrabajo añadidos fue de hecho para marcar todavía más esa diferencia. Hay diferencias estilísticas en las melodías, en las letras, en la composición en general y se remarca con la instrumentación y los arreglos. No es el camino que vamos a continuar con Los Hermanos Cubero, sino un disco coyuntural que responde a un momento concreto y que no va a tener continuidad. Hombre, toda obra artística va a influir en lo siguiente que hagas, pero no es la idea seguir en esa dirección, sino en un estilo más parecido al disco anterior. De hecho, para el siguiente estamos trabajando ahora con temas tradicionales de un violinista de Guadalajara, Toribio del Olmo, así que Quique dibuja la tristeza no marcará lo que hagamos a partir de ahora.

-Supongo que componer un disco de duelo como éste debe de ser particularmente doloroso. Pero una vez que lo tiene entre las manos y canta sus canciones en directo, ¿cuál es el efecto benéfico?

-No me resultó doloroso hacer el disco, me resultó doloroso el duelo, ese momento en el que te falta una persona con la que has montado tu vida y de repente no tienes nada. Esa situación es la dolorosa. El hecho de escribir fue lo contrario: me sirvió de alivio, en el sentido de que pude ordenar todo lo que me pasaba por la cabeza, todas esas ideas locas, cuando de repente ni te crees lo que ha pasado ni sabes cómo vas a conseguir llegar al día siguiente. Todo eso que sufres durante el duelo me llevó a poner las ideas en limpio. Y el hecho de escribirlo fue un alivio, fue como salirme de mí mismo y de mi dinámica esos días, verlo desde fuera y plasmarlo. Al principio, cuando mi hermano y yo empezamos a montar las canciones, hubo momentos complicados, incluso días que tuvimos que parar y ensayar canciones de otros discos, porque era duro. Pero ahora que se cumplen tres años del fallecimiento de mi esposa, con el tiempo pasado me sigue resultando un alivio tocarlas. Son canciones que disfruto tocando, porque de alguna manera te pones en esa situación, tienes ese recuerdo y me sirve de alivio.

-La última vez que estuvieron por aquí vinieron formato de dúo. ¿Y ahora?

-A Nocturama vamos con el cuarteto y el repertorio es básicamente el de Quique dibuja la tristeza entero y una parte al principio con temas de otros discos. Y al final, depende de lo animada que esté la gente y de los bises que pida, también hacemos en dúo temas de los discos anteriores. Pero el grueso del concierto es el cuarteto con el disco nuevo.

-Y el disco nuevo, el nuevo de verdad, ¿para cuándo?

-Estamos en ello. Todo está todavía en el aire, pero imagino que para final de año empezaremos si no a grabarlo al menos a ponerlo en limpio. Los temas están ya seleccionados y los estamos empezando a montar. Hay algunos problemas logísticos, porque esperamos varias colaboraciones y hay que coordinarlas, pero bueno, creo que en un año estará listo.

-Pues si hay varias colaboraciones entonces puede que, en efecto, Quique dibuja la tristeza sí haya dejado poso...

-Jajaja... No, no creo. Coincide, como comentaba antes, que los temas son del repertorio del violinista Toribio del Olmo, y entonces todos van a tener violín, pero no porque en el anterior disco hubiera violín, sino por eso, porque son temas de un violinista. Si hay una influencia de Quique no será tan directa. Cada cosa que haces te influye en lo siguiente y forma parte de una evolución y de un aprendizaje. Así que lo que hemos hecho en Quique dibuja la tristeza está ahí y de alguna manera lo interiorizas y quizás eso se pueda ir viendo reflejado en el futuro.

Los Hermanos Cubero actúan este sábado en Nocturama junto a Morgan, La Noche y Pío Paradox y Betty Miserias. A partir de las 21:00 en los Jardines del Casino de la Exposición. Entrada a 18 euros.

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