Unos 300 padres se enteraron el año pasado a través de una carta enviada por la Policía Local de Málaga de que sus hijos menores de edad habían sido pillados bebiendo o consumiendo drogas en plena calle. La mayoría de las notificaciones remitidas el pasado año, 253 en total, se referían al consumo de sustancias estupefacientes por parte de menores de 18 años, mientras que otras 46 ocasiones la causa fue la ingesta de alcohol.

El director del área de Juventud del Ayuntamiento de Málaga, Mario Cortés, asegura que es la única forma de actuar en el caso de los menores "ya que no podemos sancionarlos pero sí informar a sus padres acerca de sus conductas porque son ellos los que tienen la responsabilidad de educarlos". En cuanto a los mayores de edad, la Policía Local de la capital ha denunciado a lo largo del pasado año a 1.185 jóvenes por beber fuera del recinto habilitado en el Paseo de los Curas del centro de la ciudad. Una conducta incívica que está castigada con 300 euros de multa. De hecho hay muchos jóvenes que no hacen botellón por miedo a esa sanción y a la represalia paterna.

La campaña que el Ayuntamiento puso en marcha en octubre para controlar los botellones ilegales ha surtido efecto. El incremento de la presencia policial y el miedo a las multas están haciendo que las concentraciones de jóvenes en parques y calles del centro para beber alcohol "hayan prácticamente desaparecido" en los últimos meses, según Cortés. La colaboración ciudadana ha sido fundamental a la hora de controlar estos botellones ilegales, ya que la mayoría de los avisos han sido de los vecinos.