El Prisma

Buenas noticias

  • Si el proyecto sale adelante pese al peligroso precedente que crea para la gran pinacoteca española, desde luego las visitas al calor de El Prado están garantizadas

AUNQUE no lo parezca, a los periodistas nos gusta contar buenas noticias. Nos encantaría hacerlo todos los días, llenar las páginas de alegrías en lugar de las penas que las pueblan habitualmente. Abrir el periódico con un enorme titular, El paro, los desahucios y la crisis se han acabado, al estilo de los del fin de una guerra. Aunque no lo parezca, no nos gusta sacar historias como el drama de esa familia con cinco hijos menores, en la calle esta semana tras acabar la excepcional ayuda de un donante anónimo que se pasó dos años pagándoles el alquiler. Preferiríamos publicar la historia de solidaridad de los lectores que, según los comentarios en la web, estaban dispuestos poner diez, veinte euros al mes para entre todos sacar adelante a Javier, a Silvia y a sus hijos.

La crisis nos pone a prueba como individuos y como colectivo. Y si hay un gremio que las está pasando canutas estos años es el de los arquitectos. Tras los años de vino y rosas, no son pocos los profesionales que han tenido que cerrar sus estudios desde 2007. Hasta los más potentes y reconocidos, como el de Ángel Asenjo, han tenido que apretarse el cinturón y acometer ajustes y despidos para sobrevivir. Y salir de Málaga. Es una noticia excepcional que uno de los grandes arquitectos y urbanistas de esta provincia, un profesional valiente comprometido intelectualmente con su oficio, haya logrado el macroconcurso internacional para diseñar y construir en Port Harcourt el campus de la Rsuct, la Universidad de Ciencia y Tecnología del Estado de Rivers, centro de la zona petrolera de Nigeria. El arrojo de Asenjo y su hija Cristina, que no dejaron escapar el sueño africano, debe servir de ejemplo. Habrá que luchar para superar la crisis.

En campaña no falta el mitin en el que no lluevan las buenas noticias. Otra cosa es que después se cumplan. Tras amagar hace unos días con desdecirse de su solemne promesa de trasladar a Málaga la sede de la Consejería de Turismo -de haberse comprometido desde hace años a traer la sede pasó de repente a que el consejero tendría un despacho que ya existe en el antiguo Parador de San Rafael-, Javier Arenas acompañó la rectificación con otro anuncio: los populares están gestionando que el Palacio de la Aduana albergue una franquicia de El Prado. El pelotazo de marketing sería indudable, pero la idea es chocante. ¿Acaso existen un Louvre en Niza, un British Museum en Liverpool o un Metropolitan en Miami? Si el proyecto sale adelante pese al peligroso precedente que crea para la gran pinacoteca española (¿qué ciudad no querrá entonces su pequeño Prado particular?), desde luego las visitas al calor de ese nombre están garantizadas. Curioso que Arenas hiciera ayer este anuncio en Estepona, y no en la capital malagueña, aunque necesitaba un golpe de efecto tras la tremenda pifia del globo sonda de la Consejería de Turismo, por el que le han llovido palos merecidos.

Quienes hace tiempo que no dan buenas noticias son los socialistas. A Griñán no le queda por aquí nada que prometer y poco por incumplir. Cierto que algún lumbreras local se sacó de la chistera un cercanías circular, una promesa de chiste habida cuenta del reiterado incumplimiento con el tren litoral. Tampoco en el campo sanitario se cree nadie nada del PSOE, incapaz siquiera de poner la primera piedra del megahospital. En poco tiempo se han cambiado las tornas. Los socialistas deberán hacer una campaña de perfil bajísimo, sin prometer buenas noticias pero tampoco creando malas, cerrar esa boquita con tendencia a meter la pata, a atacar a la juez de los ERE, a tomar por tonto al personal. Puede que siguiendo la estrategia Arriola, y confiándolo todo a la proverbial capacidad de los populares para indignar a la mayoría moderada y progresista del país con gestos derechosos como lo de Valencia, aún les quede una posibilidad. Puede que tengan una remota opción si Griñán, Rubalcaba y los suyos se meten en la cama y no salen de ella hasta el 25-M.

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