La ruleta de negociaciones para encontrar aliados que permitan un gobierno estable los cuatro años del próximo mandato continúa su movimiento. Tras la buena sintonía entre las formaciones de izquierdas de la capital, escenificada con los primeros principios de acuerdos programáticos, la llave de la mayoría continúa siendo de Ciudadanos. Su líder en Málaga, Juan Cassá, mantiene la incertidumbre sobre a qué candidato apoyará este sábado en el Pleno de constitución del Ayuntamiento, e incluso aseguró que el nivel de acuerdo tanto con el PP como con el PSOE es del 90%.

"Las conversaciones están en una buena línea con las dos formaciones, pero para un posicionamiento hay que tratar de llegar al consenso del 100%. La postura ahora es de diálogo constante con las dos partes. En Ciudadanos hemos hecho un programa en el que se marcaron las líneas con el decálogo y los cinco compromisos, requisitos junto a la reducción de la Administración política y los cargos de confianza", indicó Cassá tras reunirse con la concejal electa del PSOE, María Gámez.

La supresión de cargos de confianza y que los mismos no cobren más que el alcalde, cuyos emolumentos ascienden a 62.800 euros brutos, se torna en el asunto de mayor discrepancia entre los representantes naranjas y el candidato a la reelección, Francisco de la Torre. Así lo indican fuentes próximas a los encuentros mantenidos hasta la fecha, en los que el regidor en funciones insiste en la necesidad de tocar lo menos posible a esta parte de la plantilla. Una tesis que choca con la pretensión de Ciudadanos de disminuirla en hasta un 90%.

La formación dirigida a nivel nacional por Albert Rivera, a expensas de la reunión oficial con IU-Málaga para la gente que tendrá lugar hoy, determinará el color de la Alcaldía de la capital y ha de tomar una decisión antes del próximo sábado. Así, en caso de un posible pacto, éste deberá de ser ratificado por el Comité Nacional de Acuerdos Postelectorales -estructura que fijó el documento que recoge los principios en la política de acuerdos de la formación naranja-. Cassá se mantuvo firme en su discurso de apoyar "todas las propuestas buenas para los malagueños independientemente del partido que las haga", así como de continuar el diálogo con las formaciones que cuentan con representación en el Ayuntamiento de cara a los próximos cuatro años. "El tablero político ha cambiado: las mayorías absolutas ya no existen y lo que tiene que haber es diálogo y consenso. Eso es ser responsables idependientemente de si Ciudadanos apoya a un partido u otro", matizó el dirigente naranja.

Cassá y Gámez hicieron gala de la "buena sintonía" entre ambos partidos tras su primer encuentro oficial, que giró en torno a cuatro ejes principales: la fusión de empresas, la reducción de la Administración política, el medio ambiente y las familias malagueñas en riesgo de exclusión social. Siguiendo esta línea, Ciudadanos pretende mantener el diálogo con los socialistas, que destacaron las coincidencias programáticas. "Hay puntos de encuentro positivos y esos encuentros son útiles a partir del día 13. Pero la mayor estabilidad para Málaga no es una cuestión de números, sino una cuestión de capacidad de diálogo permanente, serio y veraz", zanjó Gámez, asegurando que el PSOE se ve "más cerca de la Alcaldía" al contar con el respaldo de 15 de los 31 concejales que conformarían la Corporación. No obstante, resaltó que la posición que ocupe "es menos relevante que su capacidad para transformar la ciudad".

Málaga Ahora tampoco rechazó un posible acuerdo programático con Ciudadanos a pesar de no confluir al 100% con sus ideas. Ambas formaciones coincidieron durante el encuentro que mantuvieron ayer en sus medidas sociales y medioambientales, aunque hubo ciertas discrepancias en torno a las propuestas de calibre económico o de generación de empleo. Aun así, la concejal electa de la coalición respaldada por Podemos, Ysabel Torralbo, reafirmó que ve factible "un acuerdo de mínimos" con Cassá sobre todo "en materia de regeneración democrática y de transparencia" y le reclamó que se decante por un "verdadero cambio" el día de la investidura.