Málaga

Cerco a los ladrones del campo

  • La patrulla especializada de la Guardia Civil contra los robos en Antequera controla cada día puntos de venta, fincas y olivares para contener a los ladrones

Su simple presencia en el campo ya se está notando para disuadir a los que cada día asaltan cultivos, naves agrícolas, cortijos o explotaciones ganaderas en busca de cualquier cosa que puedan vender. Apenas llevan un mes, pero la patrulla especial de la Guardia Civil creada para la vigilancia del medio rural y con sede en Antequera ya puede presumir de haber cosechado algunos logros contra estos grupos de asaltantes que tienen atemorizados a los agricultores de la zona.

 

El equipo Roca, conocido así por las siglas de las llamadas patrullas de lucha contra el robo en el campo y que su suma al otro que hay en la provincia de Málaga con sede en Coín, lo forman cinco personas -un cabo y cuatro agentes-. Su principal misión es vigilar que no se produzcan delitos en el campo y eso no resulta tarea fácil teniendo en cuenta que abarcan 18 municipios de toda la zona norte de la provincia de Málaga. 

 

Trabajan por turnos, pero saben que la mayor probabilidad de que se produzca un robo es por la tarde-noche "cuando ya los agricultores y temporeros han terminado su jornada laboral", contó uno de ellos a este periódico, que les acompañó en un día de trabajo por la comarca de Antequera, una de las zonas donde se concentran los mayores problemas por la intensa actividad de estas bandas de ladrones.

 

Suelen actuar en grupos, muchos de ellos procedentes de países del Este y la mayoría son itinerantes que vienen de otras provincias como las de Sevilla, y "si ven presencia policial es posible que cambien de lugar", declaró uno de los agentes. 

 

Hay veces incluso en que son los propios jornaleros contratados en una finca los que después de terminar su día de trabajo se dedican a ir a otras para sustraer todo aquello que después puedan vender y sacarse un dinero extra. Eso sí, siempre realizan tareas de vigilancia previas para determinar con antelación dónde y cómo será su próximo golpe.

 

Los ladrones se llevan todo lo que encuentran en su camino. Ahora que comienza la campaña de recogida de la aceituna el riesgo aumenta en los olivares, donde llegan a hacer verdadero daño a los árboles porque rompen ramas en su intento de llevarse el mayor número de frutos posibles y tardan años en recuperarse. "Suelen quitar los asientos traseros de los coches para que quepan más aceitunas y se las llevan a granel", aseguró uno de los agentes, que dijo que pueden llegar a venderlas a unos 32 céntimos de euros el kilo.

 

Los grupos electrógenos, por las bovinas de cobre que tienen, son otros de los objetos más codiciados por los ladrones del campo, además de los sistemas de riego en los también causan cuantiosos destrozos al tratar de arrancarlos. Pero donde más robos se están dando en esta comarca es en los cortijos, en los que normalmente no vive nadie, y de donde se llevan herramientas, aperos, remolques y cualquier maquinaria que encuentren a su paso.

Un caso reciente fue el robo de un remolque de una nave agrícola de la zona a la que accedieron mediante un butrón realizado en la pared. "Se lo llevaron enganchando en un coche Seat Inca y lo encontramos poco después en una chatarrería de Benamejí", explicó otro de los agentes del equipo Roca de Antequera. Y es que normalmente el modus operandi de estos grupos se repite y el material robado en la provincia de Málaga suele ser vendido en otras provincias para evitar ser descubiertos. 

 

También recientemente la patrulla ha conseguido recuperar una máquina vibradora en la que habían robado el número de serie y en ese caso resulta más difícil la identificación del propietario. Por eso resulta "crucial, dijo otro miembro de este grupo especializado, que los agricultores denuncien los robos porque "si no es casi imposible saber a quién pertenece aunque hayamos logrado recuperar el material". 

 

El material sustraído puede cuantificarse desde los apenas 200 euros hasta los 7.000 euros si se llevan material más cotizado en el mercado como el cobre. Es el caso de las 1.250 metros de cable de líneas eléctricas de Almargen que la Guardia Civil consiguió recuperar, además de detener a tres personas involucradas en el robo.

 

Pero la mayoría se quedan en hurtos, es decir, cuando lo robado tiene un valor inferior a los 400 euros, lo que supone que los ladrones se enfrentan a una mera falta administrativa. Y, según los agentes de la patrulla roca, "ellos lo saben y por eso prefieren hacer varios portes para evitar que los cojamos con más cantidad". Solamente cuando se acumulan cuatro de estas faltas sentenciadas por el mismo motivo en menos de un año se convierte en un delito de robo.

 

Por las mañanas su actividad suele ser más de carácter preventivo y se están centrando en dar a conocer su labor entre los agricultores y las cooperativas de la zona para informarles de su trabajo y pedirles la colaboración "en el caso de que detecten algo sospechoso". También durante el día aprovechan para realizar la inspección de maquinaria y comprobar si pudiera haber sido sustraída, y vigilan los puntos de compra como chatarrerías a donde llega todo tipo de material.

 

Los controles de caminos para detectar posibles vehículos sospechosos es otra de sus funciones. Y, no siempre, pero en ocasiones cuentan con el apoyo de un helicóptero de la Guardia Civil con el que pueden detectar desde el aire nuevos carriles o accesos por los que puedan escapar los ladrones. Con la llegada de la Navidad, ahora la vigilancia se estrechará especialmente en las explotaciones ganaderas. Cerdos, pollos, corderos... Cualquier presa es buena para garantizarse una suculenta venta en esta época de celebración.

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