Municipal

Concluye sin acuerdo la reunión para desconvocar la huelga de Limasa

  • Tras una tensa reunión entre el Ayuntamiento y el comité de la empresa, el conflicto se recrudece con la paga de productividad como el principal escollo de entendimiento.

El conflicto de Limasa se recrudece. De poco ha servido la reunión de este martes entre el comité de empresa de Limasa, la dirección y el Ayuntamiento de Málaga para tratar de llegar a un punto de encuentro que permita desconvocar la huelga de limpieza, iniciada esta pasada medianoche.

El encuentro de este martes en La Caja Blanca, tras el cruce de contraofertas a última hora de la noche de este pasado lunes, apenas ha durado una hora y en él se ha puesto de manifiesto de nuevo la falta de entendimiento entre las partes, sobre todo en lo relativo a la paga de productividad, que sería el principal escollo de la negociación ya que el comité exige que se recupere este derecho a partir de este ejrcicio mientras que el Consistorio propone hacerlo desde 2017, ya que ha cerrado los presupuestos de 2016 y contaría "con poca capacidad para abonar un millón de euros".

Los trabajadores han abandonado la reunión muy indignados, acusando al equipo de gobierno municipal de "mentir". De hecho, el presidente del comité de empresa, Manuel Belmonte, ha lamentado que "no haya forma de acercamiento", y, dirigiéndose a los empleados concentrados ante La Caja Blanca, ha dicho "no vamos a claudicar".

"Dicen que no puede haber presupuesto en 2016, pues que no lo hubieran cerrado porque hay una sentencia que dice que tenemos que recuperar nuestros derechos -dictada por el Juzgado de lo Social número 8 de Málaga, que establece que el único convenio colectivo vigente es el de 2010, anterior a los recortes-, y aún así hemos cedido hasta 2017", ha expuesto.

Por su parte, el concejal de Sostenibilidad, Raúl Jiménez, ha tenido que abandonar la reunión escoltado por la Policía, ya que tras un tenso encuentro, alrededor de 50 trabajadores de Limasa esperaban en las puertas lanzando insultos.

La huelga de basura empezó la madrugada de este martes. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, en representación de la empresa mixta de limpieza Limasa de la que forma parte con el 49% del accionariado, y el comité sindical dejaron la negociación para el último minuto en un juego de ofertas y contraofertas que podría resolverse en la reunión que ambas partes han convocado para esta mañana y de la que dependerá que se desconvoque el que es el segundo paro que sufre la ciudad en poco más de dos años.

Al final no se produjo el esperado encuentro entre ambas partes para tratar de firmar la paz en un conflicto que se arrastra desde hace meses y ni unos ni otros cedieron ni tan siquiera en el lugar donde debía producirse la reunión. Pero sí lo hicieron vía telefónica y tras varios intentos unos y otros terminaron flexibilizando sus posturas hasta el punto de acordar que el nuevo convenio que se firme incluya además 2018.

A última hora de ayer los planteamientos no estaban tan distantes. Por un lado, el Ayuntamiento se comprometía a acceder a la petición de los trabajadores fijos para que desde el mismo momento de la firma del convenio puedan descansar todos los sábados y domingos, lo que implicaría contratar a unos 200 eventuales y domingueros para cubrir los sábados . En cuanto a las vacaciones, distribuirlas de tal manera que disfruten de 15 días entre junio y septiembre y los otros 21 días a lo largo de todo el año.

A ello se sumaría de cara al año que viene, la garantía de que el personal que permanezca de baja tenga garantizado cobrar el cien por cien de su salario y mantiene su compromiso a que también en 2017 los fijos recuperen los 867,91 euros (la misma cantidad que se abonó en 2013) en concepto de paga de productividad por trabajador, de los que una parte sería fija y otra condicionada a que no se falte un determinado número de días al trabajo para así frenar el absentismo. Y en 2018 esa cantidad se elevaría a 1.119 euros.

Sin embargo, el comité hizo una contraoferta con la que pretendían que la paga de productividad partiera de la cuantía de 1.143,45 euros, si bien este año se cobrarían 276,18 euros en la extra de septiembre y la mitad de los 867,27 restantes distribuidos en once mensualidades. Eso sí, para 2017 exigen el pago en su totalidad y de una vez. En sus reivindicaciones se incluía, además, que los 1.362 empleados fijos puedan disfrutar 21 días de vacaciones en verano y los otros 15 días el resto del año, cobrar la cesta de Navidad y que la empresa se comprometa a retirar las más de 300 sanciones puestas a operarios por bajo rendimiento. A estas dos últimas exigencias, el Consistorio ya se negó anoche a aceptar.

Con esta última jugada se tendrá que retomar la negociación después de que ayer la veda la abriera el alcalde de la ciudad al hacer público un vídeo de algo más de dos minutos en el que explicaba a los trabajadores una oferta para que la estudiaran antes de iniciar el paro indefinido. La respuesta de los sindicatos volvió a ser rotunda y dijeron no en un primer momento, pero poco después aceptaron a hablar.

En el vídeo, De la Torre fue más allá e incluso garantizó a la plantilla ?estabilidad del empleo sea cual sea el modelo futuro? del servicio de limpieza y recogida de residuos una vez que el actual contrato de Limasa venza en abril del año que viene. Lo que no ha aclarado el Ayuntamiento es cuánto costará aceptar las exigencias sindicales, aunque en un primer momento se valoró en diez millones de euros.

A la espera de lo que ocurra, los operarios y vehículos de los servicios mínimos comenzaron a salir en torno a la medianoche, y quedaron fijados en el 50% para el centro histórico y en un 40% para el resto de la ciudad. Varios furgones de la Policía Nacional y Policía Local esperaban a las puertas de las instalaciones de Los Ruices por si había algún incidente, aunque transcurrió con normalidad.

La última huelga tuvo lugar en diciembre de 2013. Tras cuatro días, la estampa navideña se vio empañada por más de 1.500 toneladas de basura en las calles. El Consistorio y el comité lograron consensuar posturas y llegar a un principio de acuerdo, que tendría vigencia hasta el pasado.

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