Coronavirus en Málaga

Sábado de paciencia

  • En las redes circulan vídeos de jabalíes que campan a sus anchas en el Paseo Marítimo, pero en La Palmilla la emergencia es real: el barrio sufre problemas de abastecimiento que afectan a las familias más necesitadas

  • Ahora que Málaga ha ganado fama como escenario de rodajes, nunca un documental se habría parecido tanto a una película de ficción

Un lema tranquilizador en el entorno de la Avenida de Carlos Haya.

Un lema tranquilizador en el entorno de la Avenida de Carlos Haya. / Javier Albiñana (Málaga)

Ha llovido durante toda la noche, sin consecuencias fatales a pesar de la alerta naranja. La mañana responde a la perfección al arquetipo de la primavera, con nubes y claros en fugaz alternancia, un litigio en el que el sol, a veces, encuentra vía libre a su propósito. El cielo juega a ser el de siempre, pero con los pies en el suelo la impresión de irrealidad que excita la cuarentena se acrecienta a medida que pasan los días. Las redes han prodigado vídeos que dan cuenta del regreso de cocodrilos, delfines y otras criaturas retiradas desde hacía no pocas décadas de los ahora desiertos canales de Venecia; y ahora también circulan vídeos grabados en el Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso en los que se ven jabalíes que campan a sus anchas frente al Morlaco, en busca de algo que echarse a la boca, sin nadie que interfiera en su exploración. En su momento, el espectáculo sirvió de distracción a los vecinos que grabaron, fotografiaron y compartieron las imágenes, donde comparece la Policía Local esforzándose para, en la medida de lo posible, devolver a los mamíferos a su hábitat. Pero la misma Policía no confirma que la grabación de estos vídeos se corresponda con estos días de aislamiento. Perfectamente pudieron ser registrados antes. Eso sí, su divulgación aumenta ahora la alucinación que invita a sospechar que, en plena retirada, todo es posible. Quién sabe, tal vez no sólo los gatos vuelven a los barrios mientras la población de palomas y cotorras se multiplica a gusto: en esta extraña inversión de los polos, cabría esperar la llegada de visitantes inesperados. Por si la ensoñación que excita la evidencia de que ya nada volverá a ser lo mismo en esta Málaga ensimismada no era ya suficiente. De cualquier forma, resulta mucho más prudente, sano y divertido seguir por las redes los vídeos del diario del confinamiento del actor malagueño Miguel Ángel Martín que han encandilado hasta a Arturo Pérez-Reverte (que ya es decir). Pocas veces queda tan demostrado que la adversidad puede ser un buen aliado del talento. No hace falta ser Shakespeare.

Personal sanitario en el Hospital Regional, este sábado. Personal sanitario en el Hospital Regional, este sábado.

Personal sanitario en el Hospital Regional, este sábado. / Marilú Báez (Málaga)

Pero ya es sábado y, como escribió César Vallejo, mañana esotro día. En la calle late un ambiente bien diferente al sábado anterior, cuando la cuarentena ya era un hecho pero el estado de alarma no había llegado a decretarse aún. Hay colas de nuevo en los supermercados, guardadas con paciencia por clientes parapetados tras sus mascarillas y obligados en muchos casos a frotarse las manos con desinfectantes, aportados por los mismos establecimientos, antes de entrar. No pocas familias optan todavía por hacer la compra el sábado, en gran medida porque, ya sea en casa o en sus puestos cuando es necesario, muchos siguen trabajando. También hay colas en los demás comercios, en las panaderías, estancos y farmacias. Pero, más allá de esta afluencia y de los dispersos paseadores de perros, las calles muestran un panorama mucho más desolador, con aceras vacías y una deshabitación general. En el Día Mundial de la Poesía, esta primavera resulta poco favorable a los poetas. Pero sí salta a la vista que las medidas impuestas han surtido efecto y que la concienciación general parece ser mucho mayor. En el entorno del Hospital Regional, no obstante, los ánimos están caldeados aunque todo se vierte en una calma sospechosa. Hay trabajadores del personal sanitario que aprovechan un breve descanso para pasear arriba y abajo en los accesos sin quitarse las mascarillas, pero apenas un par de minutos después vuelven a entrar casi a la carrera. Efectivos de la Unidad Militar de Emergencias enfundados en sus equipos protectores desinfectan bancos, jardineras, escaleras, pasamanos y aceras. Los sindicatos y cada vez más trabajadores del hospital confirman que la cifra de infectados, el cansancio y la falta de material de protección lo hacen todo muy cuesta arriba entre. La impresión de calma admitiría una comparación, tal vez, con la que ofrece una olla a presión. 

Varios colectivos denuncian que los Servicios Sociales están desbordados en La Palmilla; desde el Ayuntamiento garantizan el abastecimiento a las familias necesitadas "por orden de prioridad"

En La Palmilla la situación no es mucho mejor. Desde el barrio cuentan que entre las familias más necesitadas y sin recursos empieza a cundir la desesperación: los Servicios Sociales, la Junta de Distrito, Cáritas, las parroquias y el resto de organizaciones tienen sus sedes cerradas y la única forma de acceder a alimentos y otros recursos básicos es mediante el número de teléfonos de los Servicios Sociales. Pero varios colectivos vecinales y sociales denuncian que muchas familias llaman y no se atiende a las llamadas. Estas mismas asociaciones señalan que los Servicios Sociales están desbordados, que atienden a más de trescientas llamadas al día de personas que piden alimentos y que temen que, si el confinamiento se prolonga, algo que parece inevitable, la gente salga a la calle a buscar comida como sea. Fuentes oficiales del Ayuntamiento explican sin embargo que "se están atendiendo los casos por orden de prioridad, llevando necesidades básicas a los domicilios"; que, igualmente, llegan camiones cargados de alimentos a centros sociales, pero han decidido "no entregar los lotes de comida a los colectivos sociales, tal y como reclaman, para evitar colas y repartos inadecuados". Las mismas fuentes municipales recordaron que el próximo lunes comenzará el programa de refuerzo alimentario para los niños en los colegios. Como siempre, las crisis golpean con más fuerza a los sectores más vulnerables. Y el aislamiento pone a la solidaridad límites concretos ante los que resulta difícil pedir paciencia. 

De cualquier forma, la idea de que Málaga es otra, una ciudad rara vacía y exhausta, en la que conviven con humana disposición la resistencia, el coraje, la tensión y la preocupación, sin que queden ya apenas referencias verdaderamente humanas en sus calles, se asienta en cada paseo con una voluntad más firme. Ahora que Málaga ha ganado fama internacional como emplazamiento de rodajes de cine, resulta irónico pensar que sin un cineasta tuviera permiso para rodar en sus plazas y barrios una película documental, el resultado se parecería sin remedio a una película de ficción. Quizá a lo Doce monos de Terry Gilliam. Con jabalíes o sin ellos.       

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