La Costa del Sol sigue en la cresta de la ola y cerró agosto, su mes estrella, con mayor ocupación que el año anterior, que fue récord absoluto. Ha habido más clientes en los hoteles y en las viviendas turísticas, sin contar otros establecimientos turísticos reglados o las miles de viviendas propias o de amigos en los que se alojan personas procedentes de otros puntos de España o del extranjero. Los empresarios reconocen abiertamente que los dos grandes meses -julio y agosto- han sido "muy buenos" y prevén que la ocupación también será alta en septiembre y hasta en octubre. De hecho, según explica Luis Callejón, presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), "hay hoteles de temporada que preveían cerrar sus puertas a principios de octubre y lo van a hacer a finales de octubre". La meteorología será determinante pero si no hay gotas frías ni fenómenos extraños, la Costa del Sol puede seguir teniendo tirón hasta casi noviembre, elevando así la temporada a prácticamente ocho meses al año.

En los hoteles hay una satisfacción contenida porque, si bien hay más clientes, afirman que sus ingresos no crecen en la misma proporción y que todavía tienen problemas de rentabilidad. "Hemos elevado la ocupación dos puntos en agosto, hasta estar en torno al 90%, pero agosto sería un mes que quitaría de un plumazo porque tenemos volumen pero no rentabilidad", asegura Callejón, quien añade que "preferiría tener un 75% de ocupación todos los meses del año que un 90% en agosto porque en este mes, aunque es el de excelencia, tenemos clientes con menor gasto de bolsillo y eso se nota en todas partes". "Si preguntas a los comerciantes ves que venden más en junio o julio que en agosto", recalca.

La patronal hotelera denuncia que "no se vende bien el destino" en invierno

Callejón reconoce que las habitaciones son más caras en agosto por el aumento de demanda, pero señala que los precios "se han incrementado poco desde 2007". Miguel Sánchez, representante de turismo en la Confederación de Empresarios de Andalucía y propietario de la cadena hotelera MS, va en la misma dirección. "Han venido personas con contratos que firmamos hace dos o tres años, en plena crisis, y con precios más bajos, por lo que ésta es nuestra asignatura pendiente para poder tener beneficios y amortizar inversiones".

Al margen de las cuentas de cada casa, Sánchez también subraya que los meses de julio y agosto "hemos tenido una alta ocupación, ha habido un ambiente extraordinario y la previsión para septiembre es muy buena". Se ha notado en general un descenso del turismo nacional, que ha sido compensado por un crecimiento del extranjero, principalmente del británico -que es líder y fiel- y de otros mercados que han aumentado considerablemente su peso como el alemán o el escandinavo. "Ya preveíamos desde julio la caída del turista español, pero no es que haya menos viajeros sino que se están reduciendo las pernoctaciones. Los españoles, hace unos años, se venían un mes entero en julio o agosto y ahora fraccionan sus vacaciones a lo largo del año, de forma que pasan ocho o diez días en verano y el resto en otros momentos", comenta Sánchez.

El viajero es el mismo pero están cambiando las formas de viajar y hasta de alojarse. Los hoteles siguen siendo el establecimiento tradicional, pero cada vez hay más personas que optan por reservar viviendas turísticas a través de las distintas plataformas en internet. No hay datos oficiales de ocupación, como los que sí ofrece el Instituto Nacional de Estadística sobre hoteles, apartamentos o campings, pero cuando los haya se tendrá una visión más global y cierta de la auténtica ocupación turística en este destino. Desde la Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía (AVVA), su presidente, Carlos Pérez-Lanzac, destaca que en el caso de Málaga capital la ocupación en agosto ha sido del 90%, siendo especialmente alta en la semana de Feria. "La valoración es positiva", expone Pérez-Lanzac, quien detalla que han alquilado viviendas españoles y extranjeros al 50%, que la mitad de los clientes son familias completas, seguidas de parejas y grupos de amigos y que la ocupación prevista para septiembre es alta.

La Costa del Sol vive cada año su peculiar vaivén. Buenos datos desde Semana Santa hasta octubre y hoteles cerrados e incertidumbre de noviembre a febrero. La famosa estacionalidad. Callejón denuncia que en Canarias "pese a que tienen tres o cuatro grados más que aquí, en invierno están llenos mientras que en la Costa del Sol seguirán cerrando hoteles en noviembre y eso es porque no sabemos vender bien el destino". El presidente de los hoteleros ve necesario "cambiar el chip y vender la imagen de que tenemos sol y playa todo el año, porque en invierno hay buenos días de sol pero, por ejemplo, no se ve ni una hamaca montada en la playa".