El Ayuntamiento de Málaga pretende convertir en ordenanza municipal lo que hasta el momento es una recomendación para limitar el número de eventos sociales y culturales que ocupan durante buena parte del año las principales calles del Centro histórico. Un movimiento con el que de manera directa el equipo de gobierno busca autorrestringirse a la hora de autorizar actividades de esta índole, tratando con ello de rebajar la afección sonora que las mismas tienen en un escenario urbano ya contaminado.
Y no solo por la hostelería y sus terrazas. Los estudios que hace varios años sirvieron de base para activar la delimitación de las Zonas Acústicamente Saturadas (Zas), iniciativa que está aún pendiente de ponerse en marcha, ponían de relieve que en la mayor parte de las vías del casco antiguo se superan con creces los niveles de ruido permitidos legalmente.
En este contexto, las áreas de Sostenibilidad Ambiental y de Promoción Empresarial trabajan en la redacción de un texto normativo específico. "La idea es hacer una especie de inventario de eventos que necesariamente se deben celebrar en el Centro y que son cien por cien municipales, caso de la Semana Santa, la Feria o las actividades de Navidad, y establecer un máximo de actos que pueden ser impulsados por las distintas áreas municipales", explicó Elisa Pérez de Siles, al frente del departamento de Comercio.
Para dar forma al documento en el que se detalle qué y cuándo puede tener lugar en la denominada almendra se opta por el diálogo con el resto de concejalías. "Se trata de buscar localizaciones alternativas en los once distritos", precisó Pérez de Siles, quien, en su condición también de responsable del distrito Bailén-Miraflores, destacó el valor que tendría para los otros barrios de la ciudad poder asumir una parte de esas iniciativas.
"Hacen falta medidas correctoras del ruido en lo público", confirmó la edil del PP, que condenó "la especial proliferación de eventos promovidos por el Ayuntamiento de la mano de entes sociales; hay que trabajar en esta línea porque el ruido no solo depende de la hostelería". Y de manera gráfica concluyó: "Hablamos de aplicar una especie de ZAS al Ayuntamiento, limitando los espectáculos; generando centralidades culturales en otros distritos, de manera que se puedan esponjar ciertos espacios ya saturados".
A tenor de los datos manejados por el Consistorio, desde que se transmitió de forma interna la circular para reducir el número de eventos en el Centro, a finales de 2018, la cifra ha caído en un 20%. Así lo expone Pérez de Siles, que enfatiza que el objetivo de ir adelante con esta ordenanza es el de alcanzar una limitación aún mayor, del 30%, y que esta directriz sea obligada para todos los departamentos municipales. "Todos quieren el Centro porque es una forma de dar más visibilidad a sus proyectos, pero hay que hacerles ver que el cumplimiento de la ordenanza y de la normativa acústica es algo que nos obliga a todos", insistió la edil.
La intención del anterior equipo de gobierno por intentar controlar esta situación fue puesta sobre la mesa por el alcalde, Francisco de la Torre, en una asamblea convocada por los empresarios de la hostelería en pleno conflicto con el Ayuntamiento por la aprobación de las Zonas Acústicamente Saturadas (ZAS). En esa cita, algunos asistentes le interpelaron por el hecho de que solo se apuntase al sector como responsable del exceso de ruido, sin atender a la existencia de cientos de eventos en esas mismas calles que tienen como principal responsable al Ayuntamiento.
Ante el apunte, el regidor admitió el hecho y desveló que la Junta de Gobierno Local iba a aprobar un decreto mediante el que ordenar de manera rigurosa la celebración de estos actos. Finalmente, lo que iba a ser un decreto se quedó en una recomendación a las áreas municipales. Un paso que, previsiblemente en las próximas semanas, irá a más con la aprobación de una ordenanza específica.
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