HEMOS de remontarnos a principios de los ochenta para encontrar la primera normativa en temas de accesibilidad. Por aquellos entonces conceptos como la accesibilidad o el diseño universal quedaban a un lado. La transición y los primeros gobiernos democráticos legislaron esta materia con la famosa LISMI ( Ley de integración del Minusválido), que supuso un antes y un después en esta materia. Desde ahí y en adelante se promulgaron una serie de normativas sobre la normalización de las personas con discapacidad, y fue ya en pleno siglo XXI cuando se dio otra vuelta de tuerca en este sentido.

La ley 51/2003 fue la primera ley que hablaba de accesibilidad y diseño para todos. Su desarrollo normativo condujo a que muchas comunidades autónomas ampliaran estas leyes adaptando sus entornos así como su léxico. Hoy en día todas los gobiernos regionales cuentan con un soporte legislativo adecuado, siendo las Islas Baleares la última comunidad que ha desarrollado estos textos.

Quizás por ser más tardía en el tiempo, ha conseguido aglutinar las modificaciones oportunas adaptando su texto no sólo a las normas de rango superior sino también a las normativas europeas en este ámbito, como la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad, aprobada en Nueva York, en la sede de Naciones Unidas en 2006. Son varios los temas técnicos que toda normativa ha de contemplar y para los profanos basta con recordar cuáles son los aspectos generales de cualquier vida.

El espacio urbano, la vivienda, el transporte, el ocio y tiempo libre confeccionan ciertos ejes fundamentales de cualquier normativa. El inconcluso ámbito competencial español obliga a la duplicidad de las mismas, siendo las normas prioritarias las de ámbito autonómico. A pesar de ello, existen marcos normativos generales a nivel estatal, como el Código Técnico de Edificación o la Ley de igualdad de oportunidades, accesibilidad universal y no discriminación, que marcan los ejes temáticos principales.

No obstante, los ayuntamientos están obligados a realizar ordenanzas municipales, donde se plasmen las actuaciones más próximas dentro de las posibilidades que le otorga la Ley de Bases de Régimen Local. Afrontamos los primeros días de esta nueva década y la accesibilidad se incorpora en casi todas las agendas políticas, entendiendo que con ella se beneficia no sólo al colectivo por el cual fueron promulgadas estas leyes, sino a todos los ciudadanos que forman la sociedad, sean cuales sean sus capacidades.

Con las 12 campanadas de fin de año, cientos de miles de personas quisieron que sus deseos se convirtieran en realidad a lo largo de 2011, y en esta noche algunos le pondremos agua y leche a los camellos mágicos para que nuestros deseos también se cumplan. Que podamos entrar, oír, ver y comprender como el resto de la gente lo que las ciudades nos ofrecen, y para ello, como hemos visto, tenemos legislación suficiente, sólo falta un poco más de sensibilidad y conocimiento del medio.

Es mi primer deseo del año, quizás sea el menos material que jamás he pedido, y aunque soy consciente de que probablemente sea el más difícil de todos, sé que puede hacerse realidad. Feliz año 2011 y mis mejores deseos para todos.