Málaga

Día de luz, caramelos y magia

  • La lluvia y el viento no bastaron para detener la Cabalgata de Reyes en una jornada de ilusión infantil a raudales.

Las horas anteriores a la noche de Reyes son las propias para crear la ilusión. Ni el mal tiempo ni los cambios en el recorrido podían afectar a la cabalgata, a pesar de estar ambos elementos presentes. Era una jornada en la que Sus Majestades se rebelaron y desafiaron a los elementos para obrar el milagro de la magia, la inocencia y la vida. La Alcazaba era testimonio de la aparición en el centro histórico de Melchor, Gaspar y Baltasar. Tras pasar la noche en la fortaleza, los sabios de Oriente se dieron un baño de masas de pequeños que deseaban ver a quienes, a lo largo de la noche, les llevarían esos juguetes tan deseados. Pero para ello, como una madre espetaba a su hijo, sostenido en brazos de su padre, "hoy toca irse a dormir pronto".

Si hay protagonistas en la mejor historia del 5 de enero son los niños. De camino a la Casona del Parque, unos ojos azules escudriñaban a Melchor para recordarle que, hoy por la mañana, esperaba un traje de chaqueta y un maletín. Todo un señor que sorprendía al Mago. En la puerta del Consistorio, el alcalde y la concejala de Fiestas recibían a Sus Majestades y les entregaban presentes antes de subir a la balconada para saludar a todos los congregados.

Desde las alturas, los Reyes Magos saludaban y sonreían unos segundos antes de que Olga Reina, representante de todos los niños malagueños, leyese su carta. El fin de los males del mundo, la llegada de la ilusión y el amor o que todos los niños tuviesen juguetes se encontraban entre los presentes exigidos. Seguidamente, la pequeña Indara Valle, cuyo vídeo cantando su carta a los Magos de Oriente se hizo viral en las redes sociales hace un año, salió al balcón a cantarlo de nuevo para arrancar oles, aplausos y alguna que otra lágrima, en el sentimiento desgarrado de una niña que sigue pidiendo como regalo un trabajo para su padre.

Con todo ya dispuesto, la lluvia hizo acto de presencia. Sin embargo, no fue suficiente para que el público no se moviese de su sitio mientras la Cabalgata arrancaba. Seguían inmutables, bolsa en mano, los más de 4 millones de kilos de caramelos.

Las 14 carrozas que formaban el cortejo contaban con personajes que, de padres a hijos, todos podían reconocer: Rayo Mc Queen, los Pitufos, Peter Pan y Campanilla, Elsa y Olaf o los Minios con Gru a la cabeza formaban parte de las carrozas y del cortejo. Más adelante, la segunda sección de la comitiva estaba dedicada a momentos relacionados con la Natividad de Jesús. Los astrólogos que buscaban la Estrella, el rey Herodes y su séquito, los pastores o el portal de Belén aparecían representados. "¿Y Papá Noel sale?" preguntaba una niña a su madre, que tuvo que explicar, mientras intentaba evitar el viento y el agua, que los protagonistas del día eran tres.

Durante el transcurso por el Paseo del Parque, las inclemencias dieron un respiro hasta que las primeras carrozas entraron en Atarazanas. La Alameda servía de improvisado toldo para cubrir un poco a sus visitantes y llenar el aire de caramelos, chucherías y algunos peluches. A pesar de lo frío del entorno del Pasillo de Santa Isabel, la marea de familias ávidas de ver a Sus Majestades se prolongaba por varias filas y serpenteaba hasta encontrar a Carretería y la Tribuna de los Pobres, donde la escuadra de la Alianza Motera Sur ponía los primeros sones a la procesión de la magia. Tras ellos, la banda de cornetas y tambores del Real Cuerpo de Bomberos invitaba a bailar con los villancicos más clásicos.

Pero la Cabalgata se nutre también de muchos otros éxitos. La agrupación musical San Lorenzo Mártir levantaba a los espectadores de las sillas de la Alameda mientras coreaba la canción de la serie Bob Esponja, para enlazar con La gozadera, uno de los éxitos musicales del año.

Las caras de los pequeños lo decían todo. Era ya una noche inolvidable, cargada de recuerdos, y sus bolsas cargadas de dulces que guardarán hasta hoy, por eso de dormir temprano, mientras continuaban su discurrir por calle Carretería y Álamos. Los grupos de baile y zumba o las pastorales, como las de la peña El Salero o de la Finca La Palma, también animaban a la unión fraterna, cuando su música y baile servía para aupar a los hijos a los hombros para ver mejor y sorprenderse en el espectáculo colorido que supone la Cabalgata de Reyes.

A la llegada del cortejo a la Plaza de la Merced, los tres Magos de Oriente descendieron de sus carrozas para continuar unidos al público que les esperaba a lo largo de calle Alcazabilla. De nuevo los saludos, los apretones de manos y caricias en la búsqueda del Sabio más deseado, en una sana lucha por ver quién coreaba el nombre más fuerte.

Las comitivas de Melchor, Gaspar y Baltasar fueron de nuevo formadas por un estandarte y su guardia real. Caminaron despacio, ya que la Cabalgata había acelerado su paso por la inestabilidad, para deleitarse por calle Císter y Santa María.

Una vez en la plaza del Obispo, las campanas catedralicias resonaron para recibir a Sus Majestades. Allí, como la tradición marca, llevarían oro, incienso y mirra al Niño Jesús, que les esperaba en el interior del templo. En la escalinata de entrada a la Catedral esperaban el coro de Voces Blancas Ad Libitum y la escolanía del Orfeón Universitario, que interpretaron piezas solemnes antes de la entrada de Melchor, Gaspar y Baltasar al templo.

En el hotel AC Málaga Palacio, como viene ocurriendo desde hace años, varios niños oncológicos y sus familias disfrutaron de un encuentro muy especial, con espectáculos, animación y con regalos. El evento lo organizan de manera conjunta el hotel y la Asociación Española contra el Cáncer. Los más pequeños esperaron la llegada de la Cabalgata mientras disfrutaron de las sorpresas diseñadas para ellos.

Quedaba, tras la celebración, una noche larga para llevar los juguetes y deseos a todas las familias de Málaga. Su reencuentro con la ciudad se había cumplido, y con el sueño de los pequeños llegaba el turno de hacerles felices un año más.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios