Málaga

"Doctor, no me dé el alta hoy que no tengo hotel y mi vuelo sale mañana"

  • Profesionales relatan anécdotas que certifican la existencia de turismo sanitario en Málaga

Cuenta un cirujano que un día fue a darle el alta a un británico al que había operado. Sin pelos en la lengua, el hombre le pidió: "Doctor, no me dé el alta hoy que no tengo hotel y mi vuelo no sale hasta mañana". Es una de las anécdotas que se escuchan cuando se pregunta a los facultativos si existe turismo sanitario en Málaga por parte de ciudadanos europeos.

El mismo profesional contaba otra historia. La de un sueco que se puso malo en su país, pero como allí tenía que pagar parte de la intervención a la que debía someterse, pidió el alta voluntaria, se trajo los informes y se plantó en Urgencias de un hospital malagueño. Otra fuente recordaba el caso de un comunitario que se bajó del avión y se tomó un taxi directo al hospital de la Axarquía.

"Tenemos la percepción de que existe el turismo sanitario porque a veces hacemos una operación importante a un comunitario y cuando lo citamos para una revisión a los pocos días nos dice que no podrá venir porque estaba aquí de vacaciones", relataba otro especialista.

Un cirujano llamaba la atención incluso sobre la picaresca de algunas empresas que venden un paquete turístico y que cuando alguno de sus pacientes tiene un problema médico durante su estancia en Málaga, en vez de llevarlo a un centro sanitario privado y correr con los gastos de esa asistencia, le gestionan los impresos para que sea atendido gratis en la sanidad pública. Así, la empresa se ahorra un coste que debería pagar.

Hay muchas anécdotas que apuntalan la sospecha de un turismo sanitario hacia Málaga motivado en la buena sanidad que se ofrece, su amplísima cartera de servicios, su universalidad y su gratuidad. "Muchos dicen que se han fracturado un pie al bajar del avión, cuando los traumatólogos saben por las pruebas que les hacen que son lesiones más antiguas", apuntaba una fuente. También contaba el caso de comunitarios que empezaron a llegar al servicio de un hospital. Todos con el mismo domicilio. La anécdota no se refiere a Málaga, sino a Córdoba; pero es manifestación del mismo problema.

Estas historias reflejan la confianza del resto de los europeos en la sanidad pública andaluza. Un gestor decía que hace dos décadas, un británico o un alemán difícilmente se habrían movido de su país a la hora de operarse. Ahora sí y eso es un indicador de calidad. Pero reconocía que la falta de facturación provoca un déficit millonario que hay que atajar.

La directora del Observatorio Europeo de Gerontomigración, Mayte Echezarreta, entiende que una buena sanidad "es esencial en el atractivo turístico" de la provincia. Recortar la asistencia, decía, "sería como quitarles el sol". Pero insistía en que deben ponerse los medios para mejorar la facturación de la asistencia. En ese sentido, los expertos que hace un par de meses se reunieron en Málaga urgían a "establecer mecanismos de coordinación entre los Estados de origen y de residencia del ciudadano europeo, así como entre las distintas administraciones públicas españolas" para dar respuesta al fenómeno de la movilidad transfronteriza.

Un informe del Observatorio de Salud en Europa ya advirtió hace más de un año de la existencia de abusos y fraude en la atención sanitaria de los comunitarios, pero insinuaba que la culpa era de España donde con el simple empadronamiento se consigue la cartilla sanitaria. El informe reflexionaba: "Nos deberíamos preguntar si no se está incentivando o provocando, indirectamente, con nuestra actuación bienintencionada, ese fraude que afirmamos querer evitar o perseguir".

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