Málaga supera con mucho los registros de 2019 en cuanto a empleo (según los datos de la Seguridad Social). En diciembre de hace dos años había 624.066 cotizantes medios y el mes pasado se alcanzaron los 641.464, tras un rebote de 41.302 respecto a 2020, el año del descalabro. Con estos datos, la provincia registra un saldo positivo neto de 17.428 en los dos años.

En gran medida, esta explosión laboral se debe a los sectores de la educación y de la sanidad y los servicios sociales, que tanto en 2020 como en 2021 han creado empleo, y mucho. Casi 10.000 nuevos trabajadores (9.684) se han incorporado a estas actividades en estos dos años, lo que supone nada menos que el 55,5% (más de la mitad) de los 17.428 nuevos empleos en Málaga en los dos años de la pandemia.

En concreto, y según consta en las estadísticas de la Seguridad Social, entre diciembre de 2019 y diciembre de 2021 la sanidad y los servicios sociales han sumado 6.680 trabajadores mientras que la educación ha incorporado 3.024. Entre las dos sumaron 4.752 empleos en 2020 mientras la destrucción de puestos de trabajo general en Málaga fue de 23.903 y contabilizaron 4.932 más en 2021 en un contexto de fuerte crecimiento (41.302 nuevos cotizantes). Mientras que en 2020 estos fueron prácticamente los únicos sectores que se comportaron bien, en 2021 contribuyeron ya solamente con el 12% de los puestos de trabajo, una cifra mucho más moderada que la del conjunto de los dos años pero también apreciable.

La fortaleza de sanidad y servicios sociales y educación viene acompañada por la recuperación de la gran mayoría de sectores. El comercio, uno de los grandes damnificados de la crisis, ya tenía más afiliados en diciembre de 2021 que en el mismo mes de 2019 (115.667 frente a 114.827) y lo mismo ocurre con otra actividad clave, la construcción, que cuenta con 54.982 trabajadores a final de diciembre de 2021, frente a los 53.806 que contabilizaba en la misma fecha de 2019. En este sector se da una circunstancia curiosa: la recuperación se produce por el incremento de los autónomos (1.375 más) y hay un leve descenso de los asalariados (199 menos), lo que puede tener que ver con el 'boom' de la rehabilitación y la dificultad de las empresas para encontrar personal cualificado.

La actividad más inestable ha sido la hostelería (en la clasificación estadística se incluye aquí también el turismo), que no ha recuperado la cifra de 2019. Aún está –a fecha de diciembre– 1.811 afiliados por debajo del nivel de hace dos años, después de perder 14.686 trabajadores en 2020 (siempre a fecha de diciembre) y ganar 12.875 en 2021. Casi no hace falta decir que fue la actividad que más empleo destruyó en el año del comienzo de la pandemia y la que más creó en el pasado ejercicio. También está por debajo de 2019 en cuanto a empleo la agricultura, con 2.001 menos afiliados en el régimen agrario, aunque las razones de ello quizás tengan más que ver con la tecnificación del sector primario que con la pandemia.

Tampoco está en el mismo nivel de empleo que hace dos años Administración Pública y Defensa, con un leve descenso de 693 personas, algo que probablemente tenga que ver con que las administraciones han centrado sus esfuerzos en la contratación de personal para la educación, la sanidad y los servicios sociales. Lo hicieron, a tenor de los datos, sobre todo en 2020, porque el empleo en el sector público se elevó en 5.731 personas (frente al descenso general de más de 23.000). En 2021 este alza se estabilizó, con un aumento únicamente de 706, hasta las 6.407 nuevas incorporaciones a las administraciones en 2021.

Este año, la abrumadora mayoría del empleo creado es privado (solo algo más de 700 puestos de trabajo público nuevos) y todavía el peso de los trabajadores de este segmento en la provincia es relativamente bajo, aproximadamente el 12% del total.