A los cirujanos que operan el corazón se les reconoce su mérito. Pero junto a ellos hay unos enfermeros que son prácticamente desconocidos. Son los perfusionistas. Su trabajo consiste nada más ni nada menos que en mantener con vida al paciente mientras el corazón se deja sin latidos para que el facultativo pueda cortar y suturar.

En el Hospital Clínico, estos profesionales llevan un año utilizando un sistema de minicircuitos -más comprimido y sofisticado que el que se usaba hasta ahora- que permite ahorrar y en algunos casos hasta evitar transfusiones en las intervenciones cardiacas. Además de suponer un menor gasto de sangre, reduce las complicaciones de la operación.

Los profesionales han ido a formarse a Alemania para aprender a manejar los nuevos circuitos de las bombas de perfusión, que son las que hacen las funciones del corazón y los pulmones durante la operación para que el paciente no muera.

Con este sistema de minicircuitos han hecho unas 30 operaciones en el último año; seis de ellas en válvulas de la aorta, lo que convierte al hospital malagueño en el único de Andalucía en utilizar la técnica que sólo se aplicaba hasta ahora en Navarra y Barcelona. Los profesionales reconocen que para ellos supone más estrés porque es un sistema nuevo y complejo, pero acotan que es mejor para los pacientes. Y no sólo porque les evita transfusiones, sino también porque los circuitos se asemejan a los vasos sanguíneos con lo que se producen menos efectos secundarios en los enfermos.

Pese a este trabajo tan cualificado, la labor de los perfusionistas es desconocida y ni siquiera está reconocida como una especialidad de la enfermería, dos aspectos por los que trabaja el colectivo. "Es un trabajo y una especialidad que no tienen ni reconocimiento económico ni académico", se quejó Juan Carlos Santos, perfusionista del Clínico. Estos trabajadores quieren que se les reconozca la especialidad, como a las matronas.