La Fiscalía Anticorrupción atribuyó ayer los casos de supuesta corrupción en la cúpula de la Udyco Costa del Sol a la "ausencia de mecanismos de control disuasorios". El fiscal Valentín Bueno subrayó que el clima general de "ignorancia o tolerancia" favoreció el "sentimiento de impunidad" de los dos mandos acusados de malversación y cohecho, entre otros delitos.

El Ministerio Público defendió esta causa contra el jefe de la Sección de Crimen Organizado de Málaga, Alfredo Marijuán, y su jefe de grupo en Marbella, Carlos Farré, de las críticas que aluden a la "desmoralización" que genera el "sacrificio de unos funcionarios brillantes" que no deberían ser juzgados sin conocer "que el crimen organizado a veces se combate rozando la legalidad". El fiscal afirmó que se realizó una investigación "exquisita" que puso al descubierto comportamientos que "avergonzarían a cualquier ciudadano".

La Fiscalía, no obstante, ha rebajado la acusación inicial. Para Marijuán solicitó ocho años de prisión que ahora ha recortado a cuatro por cohecho, omisión del deber de perseguir delitos y malversación, mientras que a Farré le exige 12 años de cárcel, en lugar de los 19 que planteó antes, por malversación, omisión del deber de perseguir delitos, quebrantamiento de condena y detención ilegal.

Las acusaciones contra el jefe de la Sección de Crimen Organizado tienen su origen en el uso de un televisor intervenido en una actuación policial que tuvo en su domicilio durante mes y medio, la organización de vigilancias policiales a una mujer rusa por una petición privada del enlace policial de la Embajada Rusa y de su esposa, traductora de la Comisaría, y el no haber actuado contra su jefe de grupo en Marbella tras las denuncias formuladas por sus subordinados.

El fiscal cuestionó la versión del acusado, en el sentido de que usó el televisor para preparar las clases que impartía a otros policías. También puso en duda la veracidad de que dos agentes únicamente acudieran a la casa de la ciudadana rusa par "echar un vistazo" y tomar unas fotografías, un argumento que tachó de ridículo y más propio de "Torrente que de la Udyco Costa del Sol" y, finalmente, resaltó la concreción e importancia de las quejas que le trasladaron los subordinados de Farré en el que le exponían comportamientos corruptos "que hubieran quedado impunes" si otro agente "no hubiera informado a la Comisaría".

Respecto al inspector Farré, el fiscal afirmó que las intervenciones telefónicas demuestran cómo durante una operación en la que se intervino una tonelada de hachís hizo gestiones "como un mercenario" para quedarse con un maletín de Louis Vuitton, subrayó que es "inverosímil y absurdo" que perdiera durante el registro de un coche un reloj, valorado en 20.000 euros, que se le cayó un traficante durante un tiroteo con la Policía y que no hiciera constar este extremo en el atestado, más aún cuando se trataba de una prueba de convicción, ya que estaba manchado de sangre y sostuvo que fue el responsable de un montaje que concluyó con dos personas encarceladas en una venta de cocaína que luego no fue tal, con la colaboración de un confidente en busca y captura.

La defensa del jefe de Sección de Crimen Organizado, en cambio, aludió a la "caza de brujas" emprendida contra Marijuán, puso en cuestión la legalidad de la intervención del teléfono por falta de motivación y porque Asuntos Internos ocultó al juez que ya estaba pinchado en otra investigación y se quejó de que la Fiscalía haya aportado pruebas de última hora que no han podido ser rebatidas en el juicio. Finalmente, resaltó que Marijuán "ya ha pagado bastante" tras cuatro años suspendido de empleo y sueldo y un mes de prisión preventiva por hechos que, desde su punto de vista, a lo sumo constituyen una relajación de las formas.