Málaga

El Guadalmedina eterno

  • Ciedes da a conocer este martes el resultado del concurso de ideas convocado para definir la regeneración urbanística sobre el río · Se baraja la posibilidad de realizar una solución mixta, que incorpore propuestas de todas o parte de las iniciativas

Ya lo dijo Rafael Moneo en su última visita a Málaga: "El río está muy mal". Las palabras del premio Príncipe de Asturias de las Artes, con el doble valor que aportan la categoría del urbanista que las pronuncia y el que no conviva a diario con la estampa ajada y abandonada del cauce, ponen de nuevo sobre el escenario la necesidad imperiosa de dignificar el encauzamiento urbano del Guadalmedina, objeto de análisis, estudios, acuerdos y desacuerdos desde hace décadas, sin que por el momento haya una conclusión favorable. Quizá ese hito de suturar la que para muchos es la gran cicatriz de la ciudad esté más cerca, por cuanto esta misma semana se conocerá la decisión del jurado de la Fundación Ciedes, integrada por las principales instituciones públicas y agentes empresariales y económicos, sobre qué hacer sobre el río.

Dieciséis propuestas con las que se repiensa el modo de entender el río, concibiéndolo como parte del escenario urbano abierto a la ciudadanía. Los grandes interrogantes, que se conocerán el próximo martes, es ¿cómo? Y ¿por cuánto? Esta última cuestión tiene más peso que nunca en un momento en que las arcas de todas las administraciones sobre las que pesa la responsabilidad de impulsar la actuación están carentes de fondos. Un extremo que hace prever que lo que finalmente se lleve a la realidad, si es que así se decide, sea una intervención de un peso económico rebajado y a desarrollar en no pocos años.

Fuentes próximas al análisis de las ideas señalaron que el presupuesto medio de las obras ronda los 200 millones de euros, con una horquilla en la que los extremos están representados por algo menos de 100 millones de euros, el más económico, y los 400 millones, el más elevado de todos los planteados por parte de los equipos multidisciplinares. La mayoría de ellos apuesta de forma clara por centrar la actuación en el tratamiento del cauce, ya sea concibiéndolo de forma ajardinada (como el propio Moneo llegó a indicar, imaginando el arbolado de la Alameda sobre el río), incorporando equipamientos lúdicos, como parques infantiles o columpios; buscando una conexión amable desde las riberas o, incluso, recreando una lámina de agua permanente.

Al respecto, indicaron que una de las preocupaciones existentes en el seno de la comisión técnica, así como de algunas de las instituciones presentes en Ciedes, caso del Ayuntamiento, apunta a los costes de mantenimiento que requeriría el parque fluvial en caso de avenidas de agua, elemento que si bien se debe abordar en las actuaciones no tiene una respuesta clara. Coincide que justamente el proyecto que dibuja el presupuesto más elevado, de 400 millones, es el único que claramente pone sobre la mesa la necesidad de ejecutar un desvío del río aguas arriba de la presa del Limonero, al objeto de reducir sensiblemente el volumen que tendría que soportar el cauce tras la intervención urbanística.

Bien es cierto, añadieron otras fuentes, que algunos de los urbanistas sí incluyen en el vocabulario del proyecto la palabra embovedado, aunque de forma mucho más restringida de lo que llegó a plasmarse en forma de planos en el conocido y polémico Plan Guadalmedina que encabezó la ex alcaldesa de la ciudad Celia Villalobos. En ese documento se dibujó un túnel con capacidad, primero, para el cauce de agua bajo tierra, encima del cual se generaba un gran espacio para el paso de tráfico rodado y el Metro, y, en superficie, una zona totalmente peatonal y verde.

No obstante, y aunque en la última semana hay una idea que ha trascendido como la posible ganadora del concurso, a la que pone su firma el reputado arquitecto José Seguí, algunas fuentes no obviaron el hecho de que lo más probable es que la comisión encargada de la cuestión acabe decantándose por proponer una especie de proyecto mixto que recoja los aspectos más valorados de todas o parte de las iniciativas. Algo que queda perfectamente recogido en las bases del concurso de ideas, en el que los responsables de su redacción ya apuntaron esta senda.

En el documento se dice textualmente: "El contenido de las propuestas e ideas presentadas (hayan tenido o no premio) podrá ser considerado (de forma total o parcial, en todo el ámbito o en parte de él, de forma única o mezclada) como base para posteriores fases que hayan de desarrollar los organismos competentes del proyecto del Guadalmedina, siempre dentro de los márgenes y con el cumplimiento de lo previsto en la ley respecto a la propiedad intelectual de los autores".

Ello queda, igualmente, facilitado por la concepción del río como tres escenarios urbanos diferenciados. El primero de ellos, aguas arriba de la presa del Limonero; la segunda, desde el embalse hasta La Rosaleda, y, el tercero, desde el estadio de fútbol hasta la desembocadura. Sea como fuere, todo apunta a que el desarrollo de la solución final requerirá de distintas fases. Al respecto, las fuentes admitieron que algunas de las propuestas ni siquiera incluyen un calendario de desarrollo, mientras otras hablan de cuatro o cinco años. La larga espera que vive la ciudad respecto al presente y futuro del río, con un impás cuanto menos traumático en 2000 con el mencionado Plan Guadalmedina, parece tocar a su fin. Queda por resolver si es un capítulo más o el episodio definitivo.

400

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios